Comienza el 2025 y, poco a poco, vamos retomando el ritmo de nuestras actividades y pendientes. En el espectro público, existen múltiples temas de gran importancia que deberán ser atendidos desde el plano local y nacional. Uno de ellos, fundamental desde mi punto de vista, es la escasez de agua que se vive en varias partes del territorio de la república mexicana.
Los efectos del calentamiento global están causando fuertes impactos en amplias zonas del país y del mundo. La disminución del caudal hídrico, producto de la disminución de las precipitaciones, ya está causando graves consecuencias. De acuerdo con información de la Conagua, y conforme a su Monitor de Sequía, en el 2024 la sequía prevaleció especialmente en el norte del país. Estados como Sonora, Sinaloa y Chihuahua, fueron los más afectados. Pero también el centro del país ha tenido grandes repercusiones. El Valle de México reportó un 51% de sequía extrema y un 33% de sequía moderada.
En el caso de Querétaro, se reportó un estado generalizado de sequía moderada en todo el territorio de la entidad. 17 de los 18 municipios encuadraron en ese nivel. Ello no es algo nuevo, pero si preocupante.
La falta de agua en Querétaro es uno de los grandes retos que han enfrentado esta y otras administraciones. No es una tarea sencilla ni mucho menos de salidas rápidas, requiere un gran proyecto de amplio alcance que brinde soluciones efectivas y eficaces.
El actual gobernador del estado, Mauricio Kuri, ha propuesto la construcción de un Acueducto III financiado originalmente con recursos federales; sin embargo, su construcción y desarrollo se ha visto truncado en gran parte por falta de apoyo financiero y político.
Así, como lo queramos ver, el problema de la sequía y el estrés hídrico en México sigue presente y constante. Ante esto, ¿qué debemos hacer?
Me parece que, desde una visión general, lo primordial es establecer una estrategia nacional hídrica, que permita conectar proyectos de infraestructura locales con políticas de amplio alcance regional a corto, mediano y largo plazo. Ha sido un error dejar el tema del agua sólo en manos de los gobiernos locales. Es necesario volver y ver el problema desde una perspectiva más amplia y global, atendiéndolo integralmente y con visión de política pública.
No basta con crear estructuras y conexiones que permitan trasladar el vital líquido de un estado a otro, es necesario también apostar por inventos y tecnología ecológica, como los sanitarios secos y los sistemas de captación, reuso y distribución de agua. Las plantas de tratamiento son muy importantes en este sentido. Hoy, los nuevos desarrollos inmobiliarios deben partir de ecotecnologías, a fin de disminuir el impacto del uso del agua y las descargas en el medio ambiente. El ramo de la construcción tiene en este ámbito mucho por ofrecer y los especialistas pueden ser un gran aliado para esos fines.
Así, como podemos vislumbrar, el 2025 inicia con grandes retos en materia de políticas públicas, siendo el tema del agua uno de los más prioritarios. El sexenio anterior del presidente Andrés Manuel López Obrador no priorizó su atención. Será responsabilidad de la nueva titular del Ejecutivo fincar las bases para una nueva gestión responsable del vital líquido en pleno siglo XXI.