México enfrenta un reto importante ante la próxima llegada de Donald Trump a la Casa Blanca.
Entre los múltiples temas que el próximo mandatario norteamericano ha puesto sobre la mesa, uno de los más importantes y complejos es el combate a la producción y distribución de fentanilo.
Conocida como la “droga zombie”, el fentanilo se ha convertido en una verdadera emergencia de salud en la unión americana. Prueba de ello son las miles de víctimas de Philadelphia, Portland y otras ciudades, que han llenado avenidas enteras de varios kilómetros, con personas literalmente desconectados de la realidad. Sin dejar de lado que en la mayoría de los casos dichos consumidores terminan perdiendo la vida o en la indigencia absoluta.
Si bien nuestro país puede tener cierta responsabilidad en la emergencia, tampoco es justo llevar el peso completo de la culpa, pues considero, y varios expertos también, que el problema debe atenderse de forma conjunta y coordinada, ya que no podemos obviar que si bien en México se genera el precursor, también lo es que allá, en el vecino del norte, se permite libremente su distribución y consumo.
En este contexto, Donald Trump ha lanzado la amenaza clara de imponer aranceles a México si no detiene la producción y exportación del precursor, al grado incluso de mencionar una “invasión suave”, lo que eso signifique.
Por el momento, como muestra de buena voluntad y compromiso con la relación bilateral, en esta semana se discutirá, y muy probablemente se aprobará en el Congreso Federal, una reforma constitucional para prohibir toda producción, distribución y comercio de fentanilo y otros precursores químicos que afectan la salud.
Sin duda es un paso importante para tener un marco jurídico más sólido que permita combatir más eficazmente esas sustancias, sin embargo, para que la reforma sea efectiva requerirá de recursos y voluntad política.
Ahí es donde está el verdadero reto para el gobierno federal, hacer que lo que dice el papel sea una realidad, con eficiencia y eficacia.
Veremos en los próximos meses si estas acciones ayudarán a suavizar el duro discurso del próximo presidente de los Estados Unidos o si, por el contrario, sólo le dará más elementos para afianzar su postura intransigente. Al tiempo.