De verdad que en Morena hay muchos contrastes, pero más, incongruencias.
El 8 de marzo, la Presidenta de la república, acompañada de varias de sus correligionarias, celebró un evento en Palacio Nacional donde presentó un plan de 10 acciones para atender la desigualdad que sufren las mujeres; sin embargo, algo que faltó en tales propuestas fueron acciones concretas para combatir y erradicar la violencia contra las mujeres.
En contraste, a las afueras de dicho palacio, miles de mujeres marcharon en la Ciudad de México (detenidas por vallas), y en varios estados de la república, para reclamar justamente eso, la violencia que persiste hacia la mujer.
Violencia que sigue lacerando fuertemente a la población mexicana, pues no solamente se afecta a las mujeres en su integridad, sino a la estabilidad y sensibilidad de las familias mexicanas que pierden a una madre, una hermana, una hija…una sobrina.
La muestra más clara de tal urgencia fue la triste y horrible noticia que se difundió sobre el hallazgo de tres crematorios clandestinos en el estado de Jalisco, donde miles de restos de cuerpos fueron encontrados, muchos de ellos de mujeres, y que, en opinión de expertos, solo representan una pequeña parte de las miles de personas que han sido reportadas como desaparecidas.
Ante este panorama, es dable preguntarse ¿las autoridades están haciendo lo que les corresponde? ¿sus acciones son efectivas y eficaces?
Y siguiendo con el tema de los contrastes, se llevó a cabo la asamblea popular convocada por la presidenta de la república en la plancha del Zócalo, donde curiosamente no hubo vallas ni barreras frente a Palacio Nacional y ahí sí, la titular del Ejecutivo tuvo amplia cercanía con las personas que la esperaban en primera fila.
No obstante, la nota se la llevaron sus compañeros de partido, personajes como Luisa María Alcalde, presidenta de Morena; Andrés López Beltrán (Andy), secretario General; Ricardo Monreal, coordinador de diputados, Adán Augusto, coordinador de senadores, y Manuel Velasco, aliado político del Partido Verde, quienes por tomarse una fotografía, no advirtieron el arribo de la presidenta. Y aunque pronto salieron a pedir disculpas por el bochornoso episodio, por donde se le vea, está claro que fue un error político y que los deja ver muy mal ante el escrutinio público. Lo que llama mucho la atención no es tanto que ellos hayan descuidado la llegada de su (se supone) lideresa política, sino que ésta prefirió rodearlos y continuar su camino a sus espaldas. ¿Será que ahí existen discordancias o diferencias? Mejor los gobernadores de partidos políticos de oposición la estuvieron esperando.
Por lo pronto, dicho evento fue, como se esperaba, una arenga política que solo sirvió para enaltecer a la titular del ejecutivo, pues contrario a lo informado inicialmente, se trató de un mensaje de victoria parcial ante la postergación un mes más de los aranceles del presidente Donald Trump. Hasta la fecha seguimos esperando que se nos informe cuáles serán las líneas de acción que implementará el gobierno federal una vez que entren en vigor tales aranceles o, en su caso, como asegurar que eso no sucederá.
Como vemos, la política morenista está llena de contrastes, pero sobre todo, de incongruencias, al puro estilo de la “chimoltrufia”, que así como dice una cosa, hace o dice otra.