Como cada 4 años, se está celebrando la XXXIII edición de los Juegos Olímpicos de verano. En esta ocasión, tocó en la bella ciudad de París, Francia, y gracias a los avances de la tecnología, podemos disfrutar de cada una de las justas deportivas en tiempo real y directo.

Las competencias están a la orden del día y las esperanzas están depositadas en cientos de atletas que buscan dejar huella y hacer historia en cada una de las disciplinas. Años de entrenamiento, esfuerzo, dedicación y entrega se resumen en una sola competencia, en un solo momento. Todos los esfuerzos están dirigidos a cumplir un sueño anhelado: conquistar alguna de las tres preseas. En cierta manera, competir en los juegos olímpicos ya es un logro por sí mismo, pero subir al podio y portar alguna de las tres medallas, es alcanzar la gloria. No por nada, desde la antigua Grecia laureaban a los triunfadores.

Y no es para menos, pues además de conquistar un sueño de vida, las y los atletas llevan a sus espaldas la representación de su país. Ello les debe llenar de orgullo y satisfacción, pues gracias a sus sacrificios y esfuerzos, su nación tiene presencia en esas justas mundialistas.

En el caso de México, ese simple hecho nos debe comprometer a brindarles todo el mayor apoyo y respaldo posible. Es importante ver al deporte como un objetivo y nunca como un gasto. Así lo han entendido otras naciones del mundo como las potencias de Estados Unidos, Rusia o China. También países emergentes de la región, como Brasil, Cuba o Canadá han entendido la importancia de promover esa disciplina y elevarla a política de Estado.

Sin embargo, en México no se ha dado la importancia debida al deporte. Falta estructura, planeación y voluntad. Muestra de ello es que en la presente administración del presidente López Obrador, el deporte sufrió una reducción del 50% en comparación con los recursos destinados en sexenios anteriores. Bajo el lema de la “austeridad republicana”, el presidente y sus colaboradores no solo limitaron el presupuesto de la Conade, sino también los apoyos para atletas, preparadores y entrenadores.

Así, la austeridad republicada de la 4T se ha hecho presente hasta en el medallero.

Haciendo retrospectiva, es triste ver el nulo o poco avance que México ha tenido en las justas olímpicas. Como país mantenemos un promedio de 5 medallas por evento, la mayoría de plata y bronce. La última vez que sonó el himno nacional en los juegos olímpicos fue en Londres 2012, con el triunfo del equipo mexicano de futbol ¿lo recuerda?

A un año de que se cumpla el primer cuarto de este siglo, no hemos logrado todavía impulsar con efectividad al deporte mexicano y ello tiene una razón de fondo: la falta de apoyo y acompañamiento suficiente. Son frecuentes las historias de muchos deportistas que se ven forzados a limitar su entrenamiento por necesidades financieras, o buscar otras fuentes de ingreso (como la venta de artículos personales) para sufragar sus participaciones, lo que es muy penoso y lamentable.

Seamos claros, entregarse de lleno a la preparación deportiva, especialmente de alto rendimiento, demanda recursos: materiales, técnicos y humanos. Si México quiere avanzar a ser potencia deportiva, es necesario que las instituciones apoyen incondicionalmente a las y los atletas.

Por el momento, y no obstante las limitaciones que han vivido, mandamos a nuestros dignos representantes todo nuestro apoyo y buenas vibras en esta justa olímpica. Sabemos que harán su mejor esfuerzo y que representarán dignamente al país que los vio crecer.

Mucho éxito y ánimo para alcanzar la victoria.

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