Ayer fue un día histórico. Nunca en los tiempos recientes de nuestro país se había creado un bloque unido de contención al partido en el poder. Tras muchas dudas y especulaciones, la oposición se unió en un solo proyecto.
Atrás quedaron las ambivalencias respecto a si la oposición estaba unida o si era posible crear un solo proyecto que juntara todas las visiones y todas las voces. El lunes, se vio nacer un movimiento unificado, sólido y abierto que reúne todas las esperanzas y aspiraciones de quienes no están de acuerdo con el oficialismo.
El Frente Amplio por México (FAM) es un esfuerzo colectivo que representa la última línea de defensa frente al crecimiento descontrolado del partido oficialista. De este frente saldrá quien encabezará la defensa unificada del México tolerante, abierto y progresista al que aspiramos muchas personas. Mediante el FAM, la oposición, encabezada por los partidos PRI, PAN y PRD, acompañados por la sociedad civil, generarán un verdadero contrapeso contra el oficialismo, y brindarán la posibilidad real de competir por la presidencia de la república.
El escenario está claro, la elección del 2024 se definirá entre dos proyectos de nación. Dos posturas antagónicas que representan caminos muy distintos en el futuro de México.
Y aunque algunos han cuestionado el método de elección propuesto en la FAM y lo comparan con la maniobra que está haciendo la 4T en su partido oficial, buscando su “coordinador nacional”; la realidad es que se trata de dos polos muy distintos y distantes.
El desfile de corcholatas a lo largo y ancho del país, es una simulación en todos los sentidos, pues está claro que en el oficialismo hay una clara favorita, por lo que el procedimiento de elección está lleno de simulaciones, tanto adentro, como hacia afuera. El método adoptado fue una invención del presidente que le ha permitido cumplir dos objetivos: en lo interno, limar asperezas y rencillas internas entre sus agremiados, alineando a quienes se querían “salir de huacal” y calmando las revueltas previamente anunciadas y, hacia afuera, posicionar a su corcholata favorita, encumbrándola como la “elegida” del pueblo para, posteriormente, llegar con amplia ventaja a la elección presidencial.
Ello refleja un método cerrado y opaco en la designación de candidaturas al interior del partido oficial. Tan cerrado es, que solo se permitieron 6 registros, de los cuales, solo hay una mujer, no obstante que, por disposición constitucional, siempre debe existir equidad de género y ya está siendo objeto de impugnación en el Tribunal Electoral.
Mientras que, por su parte, el FAM parte de la ciudadanía. Es un movimiento abierto que permite la integración de todos los sectores. Mujeres, hombres, por igual, estarán en condiciones de competir libremente. Ahí no hay “cargada” ni “dedazo”, por la sencilla razón de que todos los involucrados están en un plano de coordinación y colaboración. No hay instrucciones a seguir ni acuerdos que cumplir. Lo único que hay es apertura y competencia pura, en su más y amplia expresión.
Pero además, y lo más importante, es que el FAM se desarrolla dentro de la ley; pues mientras en la 4T están abiertamente haciendo campaña anticipada, aprovechando las lagunas y ambivalencias de la norma; en el FAM se crea un frente opositor, el cual está reconocido en la ley como una estrategia de asociación que pueden conformar los partidos políticos para la colocación y defensa de sus principios e ideales.
En este sentido, el tablero electoral comienza a colocarse, y las definiciones estarán a la orden del día. Será cuestión de tiempo para conocer quién encabezará tan importante proyecto.