Bien dicen que sobre aviso no hay engaño. La imposición de aranceles del 25% a productos mexicanos, dictada por el presidente Donald Trump, fue una decisión anunciada muy previamente.
Como lo he referido en columnas precedentes, en este proceso de “negociación” (si así lo podemos llamar), ha faltado transparencia y estrategia por parte del gobierno federal. A más de dos semanas de que llegara el nuevo inquilino de la Casa Blanca, no ha habido claridad ni precisión en cuanto a ¿cuál será el curso de acción que tomará el gobierno mexicano frente a esta y otras medidas?
La Presidenta sólo ha dicho que estaban preparados, pero que incluso pensaba que dichos aranceles no iban a existir. Pues, ¡oh sorpresa!, Trump sí hablaba muy en serio.
En respuesta, el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, mencionó en una publicación de su red social X, que aplicarían el “Plan B”, pero ¿cuál es ese? ¿En qué consiste? Nadie lo sabe. La opacidad con que se ha llevado el tema es total. No sabemos cuáles han sido las comunicaciones que han tenido los mandatarios ni los puntos que se han puesto sobre la mesa. Hay un total desconocimiento de las negociaciones y de los planes que, supuestamente, tiene el gobierno mexicano. Por el momento, México se ha visto “fuera de base” ante la decisión tomada, sin rumbo ni control, hablando de un nacionalismo exacerbado que, si bien se escucha muy honorable, no da soluciones reales a la problemática.
Estamos de acuerdo en que debemos defender la soberanía de nuestra nación, que no podemos subordinarnos ante ninguna potencia extranjera y que debemos cerrar filas en unidad por el bien de México, creo que eso lo tenemos todas y todos muy claro; pero lo que no es viable es pretender que, bajo la excusa de defender al país, todos nos sumemos a un movimiento político y a las personas que los encabezan como si fueran paladines de la patria, y pretender que avalemos todas sus decisiones, cuando no han sido abiertos ni honestos con ellas.
Es más, ellos han sido los principales causantes de este desastre. ¿O acaso ya se les olvido su política de “abrazos, no balazos”?
Los motivos que dio el presidente de EU sobre imponer los aranceles fueron muy graves. Se habla de una “alianza” entre el gobierno mexicano y los carteles de la droga, lo que es sumamente delicado. Ya no se trata sólo de ser omiso en el trasiego de la droga, sino de tener un papel activo de encubrimiento y apoyo. Vaya acusación.
Si bien la presidenta Claudia Sheinbaum lleva escasos cuatro meses en el poder y, en cierta manera, ha mostrado un cambio en la política de combate al narcotráfico, tampoco podemos olvidar que ella fue abanderada del expresidente López Obrador y que, cuando era jefa de Gobierno, nunca se opuso a esa desastrosa política. Al contrario, reiteradamente ha confirmado su lealtad y afinidad con el expresidente.
Por lo que, de entrada, parte de lo que está pasando es culpa de la pasividad y permisión que ha mostrado la 4T en los últimos 6 años, frente el avance del crimen organizado y el combate al fentanilo.
Eso es algo que no debemos olvidar.