Los tiempos han cambiado, principalmente en la forma de hacer política.

El impulso de la ciudadanía en la conformación de estructuras y organizaciones públicas es cada vez mayor. Los partidos políticos lo deben entender y, para ello, es necesario abrir sus filas a la participación efectiva de las y los ciudadanos.

Los tiempos de decisiones cupulares o de grupos compactos ya están desapareciendo, hoy estamos transitando hacia la apertura de las estructuras, abriendo mayormente los espacios de participación activa de la gente en la toma de decisiones y en la conformación de coaliciones o alianzas.

Un ejemplo claro de ello es el Frente Amplio por México, una propuesta novedosa, abierta y transparente, que apuesta por conformar un gobierno más cercano al ciudadano; pero ya no desde una perspectiva tradicional de estructura piramidal, con un presidencialismo absoluto, un partido hegemónico y un electorado pasivo, como lo propone el partido de las “corcholatas”; sino en la construcción de un gobierno ciudadano.

Por ello, lo primero que hay que hacer es abrir el micrófono a las propuestas y proyectos. Los partidos políticos deben entender que ahora la política se construye desde abajo, con la gente, partiendo de escuchar a las personas, atender sus necesidades y sus propuestas. Un verdadero proyecto ciudadano de gobierno que reúna a todos los sectores y grupos de la sociedad. De ahí que ejercicios como los diálogos “El México que Queremos” hayan sido un avance importante en la construcción de una verdadera y real agenda política desde la ciudadanía, pues permiten conocer las problemáticas que aquejan a nuestro país, pero sobre todo, lo más importante, allegarse de ideas, propuestas o proyectos que realmente tengan origen y eco en la sociedad.

En los tiempos que vivimos, y sobre todo con el reto que demanda la elección presidencial de 2024, no hay cabida a dudas o vacilaciones. Se está o no con la ciudadanía. Y no nos confundamos, la propuesta más efectiva y real de oposición frente al oficialismo es el FAM.

Aquellos que se apartan de este proyecto que combate al oficialismo, lo único que hacen es darle la espalda al pueblo de México, pues por intereses personales y posiciones mezquinas, deciden apostar por fragmentar la oposición, pulverizando el voto y haciendo el camino más fácil a una reelección en Palacio Nacional.

Estoy cierta que quienes están tomando la decisión de separarse del frente  en momentos tan cruciales como los que estamos viviendo, responden a buscar defender sus intereses privados, buscando mayores y mejores posiciones en el oficialismo: una embajada, un consulado, una pluri.

Lo he dicho reiteradamente, en este proyecto cabemos todas y todos, pero debemos ir unidos, con determinación y plena convicción. Si cada quien está viendo por sus propios intereses, terminaremos por fragmentar el bloque opositor que, para miles de mexicanos, representa la única opción de tener un gobierno mejor.

A quienes están tomando el camino fácil de la ruptura, la separación o el encono, pretendiendo seguir caminos aislados que sólo benefician al oficialismo, les invito a que reflexionen sobre las consecuencias de sus actos y sobre el daño que le hacen a la oposición y al pueblo de México. No obstante, su separación tampoco nos quita el sueño, pues como bien reza el dicho: “Mucho ayuda el que poco estorba”.

Por lo pronto, quienes estamos de acuerdo con el FAM cerraremos filas y empezaremos a trabajar en construir el verdadero bloque de oposición, pues sin duda alguna, la elección que se avecina será un parteaguas para el futuro de México.

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