Como cada año, el 19 de octubre se conmemora el Día Internacional de Lucha contra el Cáncer de Mama. Se trata de una campaña mundial que busca generar conciencia para prevenir y combatir esta lamentable patología.

Los factores para su aparición son variados, pero influyen en gran medida dos aspectos: la alimentación y el estilo de vida. Aquí juega un papel fundamental la cultura de la prevención.

La dimensión de esta enfermedad es grave. De acuerdo con información de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cáncer de mama es el tipo de cáncer más común en el mundo y principal causa de muerte en mujeres. En Latinoamérica, es la primera neoplasia más común en mujeres, con una incidencia de 152 mil casos anuales, cuya tasa de mortalidad ronda el 47% por cada 100 mil habitantes. Asimismo, conforme al Inegi, en el 2020 se registraron más de 7 mil 800 fallecimientos de mujeres por esta causa en México, lo que equivale al 8% de la población total que ha padecido algún trastorno cancerígeno.

Por ello, es importante que como mujeres apostemos por detectar con anticipación el padecimiento y atacarlo con prontitud. Las mastografías y la exploración son actividades necesarias y eficaces para advertir con tiempo la existencia de alguna anomalía que más adelante puede costar la vida. Todo comienza desde la educación que recibimos e impartimos en nuestros hogares. Debemos hacer de la auscultación una actividad normal y cotidiana.

No obstante, la realidad es que los países más afectados por este malestar son aquellos que no cuentan con recursos económicos suficientes para enfrentar el padecimiento y que, desafortunadamente, no cuentan con sistemas de salud eficientes para tal objeto.

En el caso de México, la realidad es que las clínicas están rebasadas por la demanda. Existe insuficiencia en infraestructura, especialmente en equipo para realizar las mastografías y, posteriormente, llevar el tratamiento. Por otro lado, hay una tendencia a la austeridad que ha mermado significativamente la capacidad del Estado y sus órganos para dar salida a este malestar. Ante este panorama, ¿Qué hacer?

Debemos reforzar nuestras instituciones de salud pública, ampliar su cobertura, capacidad de atención e infraestructura, tanto en el área preventiva como en la de atención. Si bien es cierto, la pregunta obligada es ¿dónde saldrá el recurso económico?, me parece que ahí es donde el gobierno federal debe echar a andar los mecanismos necesarios de financiamiento para hacer equipo con la sociedad civil organizada, a fin de impulsar sistemas efectivos que permitan fondear este y otros temas sensibles de salud. Hay muchas ONG que, estoy segura, estarán dispuestas a sumar esfuerzos con el gobierno para impulsar este tipo de campañas.

Esperemos que esta administración federal que va empezando ponga prioridad en este tema, sobre todo porque está encabezada por una mujer.

Es importante que dentro de la estrategia nacional de salud, la detección y atención del cáncer de mama sea prioritario. El gobierno no puede asumir una actitud pasiva ante este fenómeno. Es indispensable tomar acciones eficaces que permitan evitar este tipo de casos, ya sea desde el sector público o en coordinación con la inversión privada. Al final de cuentas, lo importante es salvar vidas. Por ello, como cada 19 de octubre, te invito a que revises tu cuerpo y te cuides.

Porque vivir es prevenir.

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