En fechas recientes hemos sufrido una grave ola de calor en la mayor parte del territorio nacional. Es innegable que el clima está cambiando, que los recursos naturales son limitados y que, por lo tanto, tenemos la obligación de cuidarlos, porque los estamos agotando y eso compromete nuestro bienestar y el de las generaciones futuras.
Un medio ambiente saludable es necesario para mantener una buena calidad de vida. El aire limpio, el agua potable, los alimentos saludables y un entorno natural agradable son elementos fundamentales para nuestro bienestar, y por eso cuidarlos es sinónimo de cuidarnos a nosotros mismos.
La acción humana ha contribuido al calentamiento global y al cambio climático, lo que tiene graves consecuencias para nuestro planeta. Es urgente tomar medidas para reducir sus efectos y para proteger el entorno en el que vivimos, así como para preservar los recursos naturales y garantizar su disponibilidad a largo plazo.
Todos tenemos la obligación de asumir nuestra responsabilidad para cuidar la naturaleza y hay muchas maneras de colaborar con este esfuerzo mundial, tomando decisiones en nuestra vida diaria, como reducir el consumo de energía al apagar luces y electrodomésticos cuando no estén en uso, utilizar focos de bajo consumo energético, aprovechar la luz natural y, si es posible, usar instalaciones que estén alimentadas con energías renovables, como la solar o la eólica; utilizar el agua de manera responsable, reparar las fugas, instalar dispositivos ahorradores en las llaves y las regaderas, así como no dejar correr el agua innecesariamente, recolectar agua de lluvia para regar las plantas, entre otros.
En este sentido, es fundamental practicar los tres pilares de la sostenibilidad: reducir el consumo comprando sólo lo necesario, reutilizar productos y materiales en lugar de desecharlos y reciclar todo lo que sea posible; también es importante clasificar los residuos y utilizar los contenedores de reciclaje disponibles en cada comunidad.
Asimismo, es sustancial el evitar el uso de plásticos de un solo uso, como los desechables, las bolsas y las botellas que generan una gran cantidad de residuos. Se pueden usar otras alternativas como bolsas de tela, botellas de agua recargables, etc.
Reducir el uso de los vehículos privados y optar por alternativas como caminar, andar en bicicleta, utilizar el transporte público o compartir viajes en automóvil. Esto ayuda a disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero y mejora la calidad del aire.
Cultivar y cuidar plantas y árboles porque estos absorben dióxido de carbono, mejoran la calidad del aire y proveen hábitats para la fauna.
Apoyar los productos y servicios de empresas que lleven a cabo prácticas responsables de producción y consumo, que operen de manera sostenible para minimizar su impacto ambiental, reduzcan sus emisiones de gases de efecto invernadero, y adopten programas de reciclaje y estándares ambientales. También podemos consumir productos locales y orgánicos, que son más sanos, contaminan menos y además activan la economía de nuestra comunidad.
Como ciudadanos podemos exigir a nuestros gobiernos y representantes la formulación y aplicación de políticas ambientales, que incluyan más leyes para fomentar la economía circular, para reducir el consumo excesivo y para adoptar prácticas sostenibles en el uso de los recursos naturales.