En un país como México, donde las instituciones son el pilar de nuestra democracia, resulta alarmante el rumbo que ha tomado la desaparición de órganos autónomos aprobada recientemente por la mayoría legislativa de Morena.
Esta decisión, que bajo el pretexto de “ahorro” centraliza funciones clave en el Ejecutivo, es un golpe directo a la autonomía, la transparencia y el equilibrio de poderes que tanto esfuerzo nos ha costado construir.
Los órganos autónomos no son un capricho; son la garantía de que el poder no se concentre en una sola persona o institución. Son el resultado de décadas de lucha democrática, de un esfuerzo colectivo por construir instituciones que velen por los derechos de los ciudadanos, lejos de intereses políticos o partidistas. La desaparición de estos órganos representa no solo un retroceso, sino un atentado contra el espíritu republicano que debe regir nuestro país.
¿Qué implica esta decisión para los mexicanos? En primer lugar, la concentración de funciones estratégicas en el Ejecutivo abre la puerta a la opacidad y el abuso de poder. Sin órganos autónomos como contrapesos, el ciudadano queda a merced de un sistema que puede actuar sin rendir cuentas, afectando áreas sensibles como la transparencia, los derechos humanos, la competencia económica y la protección de datos personales.
En el PAN creemos que una democracia sólida requiere instituciones fuertes e independientes. No se trata de defender siglas, sino de proteger los derechos de cada mexicano. Por ello, hacemos un llamado al análisis y la reflexión. El “ahorro” no puede ser la justificación para desmantelar aquello que nos protege como sociedad. ¿A qué costo estamos ahorrando? ¿Estamos dispuestos a sacrificar derechos y libertades fundamentales por decisiones tomadas desde una visión centralista y unilateral?
Desde el Senado, alzaremos la voz en defensa de los órganos autónomos. Presentaremos los recursos legales necesarios para detener este atropello y buscaremos alianzas con todas las fuerzas políticas y sociales que compartan nuestra preocupación. México no puede retroceder al pasado; debemos avanzar hacia un futuro en el que las instituciones sean el baluarte de los derechos ciudadanos.
Los órganos autónomos son la voz de los ciudadanos dentro del sistema; eliminarlos es intentar silenciar esa voz. No lo permitiremos. Defenderemos la autonomía, el equilibrio y la democracia, porque lo que está en juego no es solo la estructura institucional del país, sino el futuro de nuestra libertad.