El Día de Muertos es una celebración tradicional mexicana que honra a nuestros seres queridos que han fallecido y que está profundamente arraigada en nuestra cultura, como un reflejo de la fusión de tradiciones prehispánicas y elementos de la religión católica.

Tiene lugar los días 1 y 2 de noviembre, coincidiendo con las festividades católicas del Día de Todos los Santos y del Día de los Fieles Difuntos.

Durante estas fechas creamos ofrendas en nuestros hogares y visitamos los cementerios para honrar a nuestros seres queridos, para limpiar y decorar sus tumbas y para pasar tiempo recordándolos.

Es común que construyamos altares decorados con sus fotografías, velas, flores de cempasúchil, y la comida y bebida que disfrutaban en vida; así como otros objetos simbólicos como pan de muerto y calaveras de azúcar.

La creencia central es que, durante estos días, los espíritus de los difuntos regresan para visitar a sus familias, lo que nos da la oportunidad de recordarlos con amor y con respeto.

Es importante señalar que el Día de los Muertos y el Halloween son festividades relacionadas con la muerte que se celebran en fechas cercanas, pero tienen orígenes, tradiciones y enfoques culturales muy diferentes.

El Halloween de tradición anglosajona tiene sus orígenes en la festividad celta que marcaba el final del verano y el inicio del invierno, y con el tiempo se fusionó también con influencias cristianas, para convertirse en una festividad de la víspera del Día de Todos los Santos, que tiene actualmente un enfoque más lúdico.

El Halloween es, sin duda, una fiesta divertida y muy atractiva para disfrutar en familia y con amigos, sobre todo lo es para los niños. Especialmente en un mundo tan globalizado donde constantemente recibimos el impacto de lo que otras culturas ofrecen.

Sin embargo, el Día de Muertos es más que una festividad, es un recordatorio de nuestra identidad que nos conecta con nuestras raíces; por eso preservar esta tradición contribuye a la transmisión de historias, valores y costumbres que enriquecen nuestra herencia cultural mexicana.

El Día de los Muertos es una celebración única y hermosa, que honra la memoria de nuestros seres queridos fallecidos y que está llena de elementos simbólicos que reflejan la conexión profunda que los mexicanos tenemos con nuestros ancestros y con la muerte, como una continuación de la vida en lugar de un final definitivo.

El aspecto colectivo de esta celebración se extiende más allá de las familias y abarca a toda la comunidad, como otro ejemplo de nuestra identidad cultural, de nuestra historia y de nuestros valores.

Respetemos y entendamos el Día de Muertos como un llamado para celebrar la vida, para recordar y valorar a nuestros seres queridos, y para aceptar a la muerte como parte natural del ciclo de la existencia.

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