El espectáculo ofrecido por la banda terrorista Hamás en la devolución de los restos de algunos de los judíos secuestrados desde el 7 de octubre de 2023 en su incursión a Israel ha sido bestial. Pero lo ocurrido el pasado jueves rebasa todas las proporciones.
Los féretros de los cuerpos de dos niños originarios de Argentina, uno de 9 meses y el otro de 4 años, así como el de su madre y el de un hombre octogenario, aparentemente fueron devueltos, en otro intercambio de rehenes israelíes por prisioneros milicianos del grupo Hamás. Aparentemente porque los restos de la madre no fueron devueltos y en su lugar apareció el cadáver de una mujer, al parecer palestina, sin conocerse qué ocurrió para que se diera esta “confusión”.
Previo a la entrega, en imágenes difundidas alrededor del mundo, los terroristas efectuaron un desfile con los 4 féretros en medio de gritos, cantos y proclamas como si fuera algo festivo, ondeando banderas palestinas. Las imágenes son dantescas, sobre todo por la presencia de niños y adolescentes que muy pronto militarán en las filas del grupo que controla la Franja de Gaza, si no es que ya lo hacen.
La propaganda terrorista a través de sus canales de “información” acusaron a Israel de haber matado a sus propios ciudadanos retenidos en un bombardeo en la Franja, pero las necropsias demostraron que los niños fueron estrangulados y posteriormente mutilados para aparentar haber sido víctimas de las fuerzas armadas israelíes.
Hasta el momento, 19 civiles israelíes han sido devueltos a cambio de 1,135 prisioneros palestinos. Llama la atención no sólo el estado en que los tuvieron durante su cautiverio y que tenían cuando los devolvieron, muy similar a los campos de concentración nazis. Pero, adicionalmente, las violaciones masivas a muchachas y maltratos de toda índole, son aspectos que difícilmente tendrán regreso. Es tal el control y dominio que ejerce Hamás sobre la población de la Franja de Gaza, unos 2.2 millones de personas que muchos aplauden la irracional propuesta de Donald Trump de desplazar a toda esta gente de su tierra.
Qatar e Irán patrocinan a Hamás y otros grupos terroristas; de hecho, muchos líderes de tales grupos viven en Qatar y nunca o casi nunca se paran en Gaza. Irán es socio de Rusia, uno de sus principales proveedores de drones que ésta utiliza en su guerra contra Ucrania, de tal forma que pensar en la pacificación de Medio Oriente es una fantasía irrealizable en muchas décadas por delante.
El combustible que alimenta el conflicto es el odio y éste se ha cultivado a lo largo de los años, en especial desde la creación del estado de Israel, pero tiene orígenes que nos llevan a la rivalidad que existió entre los kázaros y musulmanes en el siglo VIII de nuestra era.
Si bien el primer ministro Netanyahu no es bien visto por buena parte de la población israelí, cuenta con el apoyo pleno de Donald Trump y, justamente, ha detenido la entrega de prisioneros palestinos hasta que devuelvan el cuerpo de la madre asesinada. El conflicto no tiene fin en una región de por sí turbulenta.
Maestro en Administración Militar para la Seguridad y Defensa Nacionales