Argentina es uno de los casos más dramáticos que muestran los devastadores efectos del populismo y cómo cuando éste vuelve al poder, después de haber depredado la economía y de haber engañado una y otra vez a la población-cliente, ha hecho sus países fallidos y hasta en momentos, inviables.

Después de haber sido una de las 5 potencias económicas del mundo al iniciar el siglo XX, la inestabilidad política, la llegada al poder de militares vía golpes de estado y, sobre todo, con los 9 años del primer ciclo de Juan Domingo Perón (1946-1955) y de su mujer Eva Duarte, se configura el mayor mito del populismo argentino que prevalece hasta hoy.

En efecto, la dupla Perón/Eva gastaron y derrocharon en forma irracional e impune los fondos públicos disfrazándolos de ayuda a los pobres y de justicia social. Eva, en su oficina, daba fajos de billetes sin siquiera mirarlos o contarlos, a ancianos que hacían fila para ser atendidos. El gasto gubernamental se disparó lo mismo que la corrupción, mientras los ingresos y las reservas del banco central se desplomaban llevando a la economía a la inflación desmedida, a la fuga de capitales y a la huida de la inversión productiva.

Perón y su entorno fueron muy hábiles en culpar del caos a la “oligarquía” que pasó a ser blanco de todo tipo de ataques y señalamientos. Desde entonces se inició la migración argentina, ahora en sentido contrario, esto es, la salida de miles y miles de argentinos a otros muchos países donde pudieran sobrevivir. Esto no se ha detenido.

Con la llegada del último ciclo del peronismo, los Kirchner, de 2003 a 2011 y luego en el gobierno de Alberto Fernández, las cosas volvieron a lo único que sabe hacer el populismo peronista: derroche, caos económico, corrupción, huída de capitales y más migración.

Revertir todo esto no es nada fácil. Lo intentó Mauricio Macri y ahora Javier Milei. Los recortes en el gasto público (Argentina es uno de los principales deudores del FMI y Milei redujo, de 18 a 8 ministerios gubernamentales) han logrado reducir la inflación y por primera vez en años un superávit fiscal; pero los recortes en el gasto social desde luego afectan a millones de personas, como el caso de las pensiones; los salarios no se han incrementado, no hay suficientes fuentes de empleo en tanto no llegue mayor inversión, los subsidios se han recortado y hay sectores muy afectados.

Todo esto provoca una ola de enojo que los demagogos buscan capitalizar para volver a lo suyo, pues son los amos del clientelismo y controlan importantes segmentos de sindicatos y gente de barriada.

El alineamiento de Milei con Trump puede ser un tropiezo; de hecho, ya le aplicaron el 25% de aranceles al acero y aluminio. Los propósitos son muy buenos, los medios usados van bien en medio de camino minado y la recuperación argentina puede ser una realidad en el mediano plazo. Cuenta mucho ganar la narrativa, en la que sus adversarios son maestros y Milei sólo tiene que presentar hechos y comparativos.

Maestro en Administración Militar para la Seguridad y Defensa Nacionales

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