En un video que circula en redes sociales, se observa a unos vehículos del Ejército salir a toda prisa de una localidad en Nueva Italia, Michoacán, mientras son perseguidos por un grupo de pistoleros presuntamente vinculados al Cártel de Jalisco Nueva Generación.
Esas imágenes causaron amplio revuelo y llegaron hasta la mañanera de ayer. El presidente Andrés Manuel López Obrador celebró lo que consideró como “actitud responsable del Ejército” y remató afirmando:
“Antes era distinto, eran constantes los enfrentamientos y perdían la vida los integrantes de bandas de delincuentes, también ciudadanos inocentes y soldados y marinos, y no le importaba a los de arriba, porque es muy fácil decir: ‘Hago valer la autoridad, no me va a temblar la mano’, todo eso que hacían, cuando estaba de por medio la vida de otros, de muchos. Nosotros cambiamos y tanto la Secretaría de la Defensa, como la Secretaría de Marina, la Guardia Nacional, tienen formación para evitar los enfrentamientos y que se use más la inteligencia que la fuerza… Les decían a los oficiales del Ejército, de la Marina: ‘Ustedes hagan su trabajo y nosotros nos hacemos cargo de los derechos humanos’.
Eso cambió, además, porque cuidamos a los elementos de las Fuerzas Armadas, de la Defensa, de la Guardia Nacional, pero también cuidamos a los integrantes de las bandas, son seres humanos.”
En efecto, los integrantes de las bandas criminales son seres humanos y tienen derechos. En efecto, es deseable que no haya enfrentamientos a balazos entre militares y civiles. En efecto, es loable que los integrantes de las Fuerzas Armadas y la Guardia Nacional sean prudentes en el uso de la fuerza.
Pero aquí se abre una pregunta de fondo: ¿qué pasó para que integrantes del Ejército Mexicano tuvieran que elegir entre el tiroteo masivo y la graciosa huida? Según lo afirmado por el presidente, la persecución a los soldados ocurrió “porque no querían que se supiera, que entraran a un sitio donde encontramos laboratorios, inmediatamente después”. Si entiendo bien, alguien en el Ejército ordenó un operativo para ubicar y desmantelar unos laboratorios de producción de drogas sintéticas, en una localidad con notoria presencia de grupos armados, enviando a un número claramente insuficiente de soldados que tuvieron que replegarse y solicitar refuerzos después de toparse con unos pistoleros.
Esto merecería un regaño del presidente a sus jefes militares, no una felicitación. Por mala planeación, por pobre inteligencia, se puso en riesgo a la tropa. Se les colocó en una situación de inferioridad numérica y ante la necesidad de replegarse a toda velocidad. Si las personas que iban en persecución de los soldados hubieran abierto fuego, el incidente hubiera acabado en una masacre. De militares, no de civiles.
Lo que hace particularmente imprudente esta acción es que, según el propio presidente, había mucho más personal militar en la zona. Luego de la persecución, “se desplegaron como 300, 400 elementos y se evitó el enfrentamiento, asesinatos, muertes” ¿Y por qué entonces no se envió a más soldados desde el inicio, evitando así el repliegue?
Esto obliga a preguntarse si esto no es más que un caso aislado o si hay un problema con el flujo de inteligencia y la planeación de operaciones ¿En cuántos casos más se han producido escenas similares? Me parece que el asunto amerita una investigación a profundidad.
Si el presidente quiere salvar vidas, haría bien en garantizar que los soldados, marinos y guardias nacionales no se vean en situaciones en la que las únicas dos alternativas sean matar o huir.
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