El pasado 3 de agosto, se dio el arranque de la refinería de Dos Bocas (ubicada en Paraíso, Tabasco) con un procesamiento de 170 mil barriles diarios de petróleo, la mitad de los 340 mil barriles diarios para los que fue proyectada. Este hecho, nuevamente, irritó a la oposición irresponsable que tenemos en México. Mal haríamos en olvidar el contexto de la construcción de dicha refinería.

La necesidad de aumentar la refinación de petróleo en México está dictada por la pérdida de capacidad de refinación de nuestro sistema nacional de refinación, pérdida que se hizo de manera deliberada, por parte de los gobiernos neoliberales del PRIAN, en los últimos seis sexenios. Para que nuestro país no se paralice, se requiere un consumo, aproximado, de un millón 400 mil barriles diarios de petrolíferos (gasolinas, diésel y queroseno, principalmente). En 2004, México refinaba un millón 400 mil barriles e importábamos otros 98 mil barriles diarios. Sin embargo, en 2018 ya sólo refinábamos 600 mil barriles diarios, por lo que se tenían que importar 600 mil barriles diarios de gasolinas y 240 mil barriles diarios de diésel. Algo verdaderamente absurdo para un país petrolero. Esta importación nos costaba ni más ni menos que 30 mil millones de dólares anuales, es decir, 600 mil millones de pesos al año. Una cantidad impresionante.

Y todo porque PRI y PAN cerraron la refinería de Azcapotzalco y no la repusieron con ninguna otra, al mismo tiempo que abandonaron las otras seis refinerías existentes en territorio nacional. No les dieron mantenimiento, a grado tal que las dejaron funcionando a una tercera parte de su capacidad instalada.

En diciembre de 2018, de una capacidad instalada de un millón 500 mil barriles diarios sólo se estaban procesando 500 mil barriles, es decir, apenas una tercera parte. Era un plan deliberado de los neoliberales para chatarrizar Pemex, para justificar su posterior privatización y entrega a las grandes transnacionales extranjeras.

Para finales de año es muy probable que Dos Bocas esté trabajando a niveles muy cercanos a su capacidad de procesamiento máximo con lo que se prevé que, para el primer trimestre de 2025, el sistema nacional de refinación esté procesando un millón 300 mil barriles diarios con una importación mínima de apenas 20 mil barriles diarios. Lo anterior significa recuperar soberanía energética, aumentar nuestros niveles de seguridad nacional y garantizar que no habrá aumento de precios indiscriminados.

Académico de la UAQ.

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