Algunos empresarios se quedaron mal acostumbrados de la época neoliberal, en la que se les permitía hacer todo tipo de artimañas con el fin de no cumplir con una obligación que tenemos todas y todos los ciudadanos: el pago de impuestos.
En ese sentido, el neoliberalismo en México fue un periodo en que las y los contadores se ponían “creativos” para evitar el pago de impuestos por parte de sus patrones. En esa época florecieron las llamadas “factureras” (que emitían facturas falsas) e inventos desde la administración pública, tales como la devolución o el “diferimiento” del pago de impuestos.
Y no estamos hablando de cantidades menores. La evasión fiscal se medía en el orden de centenares de miles de millones de pesos.
Sólo para ejemplificar. En el año 2000, último año de gobierno del priista Ernesto Zedillo, se devolvieron de impuestos a empresarios poco más de 75 mil millones de pesos. Con el panista Vicente Fox (aquel que dijo que su gobierno era de y para empresarios) esta cifra se fue incrementando cada año hasta llegar a los 171 mil millones de pesos en su último año de gobierno, 2006. Con el también panista Felipe Calderón, la cifra se volvió a incrementar hasta llegar a los 219 mil millones de pesos en 2011. Sólo para hacernos una idea, esta última cantidad equivalía a casi los presupuestos totales del Estado de México y de la Ciudad de México, juntos.
Un total de 1.6 billones de pesos en los sexenios de ambos panistas. Esta política continuó con el priista Peña Nieto. Hasta que, en 2019, llegó a poner orden el gobierno de la 4T haciendo pagar impuestos a los grandes contribuyentes lo que generó la molestia de estos últimos, y esa molestia persiste en algunos, como es el caso de Ricardo Salinas Pliego.
Dado que muchas grandes empresas no pagaban los impuestos a los que estaban obligadas (empresas como FEMSA, Cemex, Bimbo, Elektra, Liverpool o Walmart), entonces se exprimía a Pemex, la que entre 1989 y 2006, llegó a pagar impuestos por más del 90 por ciento de sus utilidades, superando incluso el 100 por ciento entre 1998 y 2005. Mientras que las empresas privadas estaban obligadas a pagar el 35 por ciento, entre 1989 y 2002. Porcentaje que disminuyó al 28 por ciento, en 2006.
Ninguna empresa privada en el mundo lograría sobrevivir con el nivel de impuestos que se le hacía pagar a Pemex, derivado de que grandes empresarios evadían el pago se sus impuestos.
En su conferencia del 26 de diciembre, la presidenta de la república, Claudia Sheinbaum Pardo, señaló que no hay necesidad de aumentar el monto de los impuestos. Basta que los que tengan que pagar, que paguen.
Académico de la UAQ. anbapu05@yahoo.com.mx