En las pasadas elecciones del 2 de junio, la coalición “seguiremos haciendo historia” conformada por Morena, PT y PVEM ganó las elecciones en 256 de los 300 distritos electorales en juego, para la elección de diputados. Es decir, la coalición obtuvo el 85 por ciento de los distritos electorales. Sin la existencia de diputaciones plurinominales, dicha coalición debería tener el 85 por ciento de los votos en el congreso.

En el caso del Senado, dicha coalición ganó los dos senadores de mayoría en 30 de los 32 estados de la república, es decir, de los 64 senadores, ganó 60. Es decir, el 94 por ciento de los escaños. En un sistema sin senadurías plurinominales (las de primera minoría y las plurinominales), dicha coalición debería tener el 94 por ciento de los votos.

Esto es lo que mandató el voto popular. Por lo anterior es una falacia señalar que Morena y aliados están “sobrerrepresentados”.

Por el contrario, con base en los datos anteriores, y con la distribución previsible de 373 diputados para la coalición, tendrían el 75 por ciento de la cámara, 10 puntos menos de los que corresponderían de acuerdo con el triunfo en los 300 distritos electorales.

Con respecto al Senado, la coalición, con la distribución previsible, tendría sólo el 65 por ciento, casi 30 puntos menos de los que le corresponderían con el triunfo en los 30 estados de la república.

Así que, ¿en dónde está la fantasmal “sobrerrepresentación”?

La cuestión se juega con la distribución de plurinominales.

En ese sentido, la fracción V, del artículo 54 constitucional es muy, pero muy clara: “En ningún caso, un partido político podrá contar con un número de diputados por ambos principios que representen un porcentaje del total de la Cámara que exceda en ocho puntos a su porcentaje de votación nacional emitida”.

Con base en las fórmulas usuales del INE para la asignación de plurinominales, a Morena le corresponderían 248 diputados, equivalentes al 49.6 por ciento de las curules. Dado que su votación nacional fue del 43.54 por ciento, es evidente que no se excede el límite máximo del 8 por ciento señalado en la Constitución.

Y lo mismo pasa con el PT, que tendría 50 diputados, equivalentes al 10 por ciento de las curules. La votación nacional del PT fue del 5.83 por ciento. Otra vez, es evidente que no se excede el límite máximo del 8 por ciento.

Por último, el PVEM tendría 75 diputados, equivalentes al 15 por ciento de las curules. La votación nacional del PVEM fue del 8.95 por ciento. Otra vez, es evidente que no se excede el límite máximo del 8 por ciento.

Ahora, de manera absurda, la oposición pretende aplicar un artículo, el 59-A, que ellos mismos derogaron en 2008, lo que implicaría una flagrante violación a la constitución actual. Esperemos que reine la cordura en el TEPJF.

Académico de la UAQ.

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