El pasado 9 de octubre fue aprobada en el congreso una reforma constitucional sobre nuestro sector eléctrico, con 353 votos a favor, de los 475 legisladores presentes, superando con holgura la mayoría calificada necesaria de 317 votos.

Los votos a favor fueron: 247 de Morena, 57 del PVEM, 47 del PT, uno del PRI y una diputada independiente. En contra votaron 64 del PAN, 32 del PRI y 26 de MC.

Ahora la reforma pasará al senado y, si se logra la mayoría calificada, pasará a los congresos estatales en donde es seguro que la reforma sea aprobada pues Morena y aliados tienen mayoría en 27 de los 32 congresos estatales.

La reforma modifica los artículos 25, 27 y 28 de la constitución y es muy sencilla de entender. Se revierte una de las cosas más perniciosas de la reforma energética del PRIAN, de 2013, cuando los neoliberales transformaron a Pemex y a CFE de “empresas públicas” en “empresas productivas del estado”. Este cambio no fue menor pues, entre otras cosas, implicó que Pemex y CFE fueran incorporadas en un esquema de competencia contra las grandes transnacionales extranjeras que operan en el país a partir de la reforma energética del PRIAN.

Esa reforma del PRIAN puso a competir a CFE en condiciones de desventaja con respecto a las transnacionales del sector. CFE se vio obligada a subsidiar a las empresas extranjeras. Se limitó su participación y su desarrollo. Se les dio prioridad a empresas extranjeras en el despacho de energía eléctrica, CFE subsidió a empresas extranjeras en la transmisión de energía eléctrica. De manera absurda se impidió considerar a la energía hidroeléctrica como una energía renovable y limpia. Se limitaron acciones de Pemex y de CFE por considerarlas como prácticas “monopólicas” y se le dieron herramientas al poder judicial para frenar la ley de la industria eléctrica de 2021, una ley nacionalista que intentaba recuperar un poco el control del sector energético, control que se fue perdiendo gracias a la política entreguista de PAN y PRI.

Con la reforma que está por aprobarse, las actividades de Pemex y de CFE ya no podrán ser consideradas como monopólicas; el litio y el Internet que proporcione el estado serán áreas estratégicas y, en el caso de la energía eléctrica, se garantizará la preponderancia de CFE con el fin de preservar la seguridad y la autosuficiencia energética de la nación y mantener los precios asequibles. Contra esto votaron PAN, PRI y MC, partidos que siguen al servicio de intereses extranjeros en el sector energético.

Académico de la UAQ.

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