El grupo faccioso que preside en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) la ministra presidenta de la Corte, Norma Piña, insiste con querer descarrilar el proceso de elección de jueces y magistrados que se llevará a cabo en junio de este año.
Desde el anterior sexenio ese grupo faccioso desató en nuestro país una epidemia de “amparitis”. Amparos contra todo. Contra las grandes obras de infraestructura de la 4T, contra leyes aprobadas por el congreso, amparos para favorecer a delincuentes.
A partir de junio del año pasado, una vez que fue evidente que la 4T habría logrado su “Plan C” (que consistía en lograr mayorías calificadas en el congreso y en el senado y mayoría en al menos 17 congresos estatales) desde el poder judicial se desató una campaña en la que se argumentaba que en el actual poder judicial estaban “los mejor preparados”, los que habían obtenido un cargo mediante una carrera judicial y que defendía a la constitución y a las leyes.
Sin embargo, jueces y magistrados, “los mejor preparados”, exhiben que ni siquiera saben leer. En efecto, el artículo 61 de la ley de amparo señala, claramente, que “el juicio de amparo es improcedente contra adiciones o reformas a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos”. A pesar de eso, jueces otorgaron amparos contra la reforma constitucional al poder judicial y otros jueces acataron esos amparos, a pesar de su evidente improcedencia.
Hoy en día, nuestra Constitución, en su artículo 107, fracción II, señala que “No procederá el juicio de amparo contra adiciones o reformas a esta Constitución”.
A pesar de ser ya una norma constitucional, el comité de evaluación del poder judicial abandonó sus funciones argumentando que había un mandato de un juez, derivado de un amparo en contra del procedimiento que actualmente se está llevando a cabo para implementar la reforma constitucional relativa al poder judicial.
Ante esta situación, y tratándose de un proceso electoral, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) mandató al senado de la república para llevar a cabo un proceso de insaculación con las personas que debería haber seleccionado el comité que renunció a sus funciones. Tal proceso se llevó a cabo, de manera pública, pero resulta que los irresponsables del grupo faccioso de la Corte no están de acuerdo con dicho resultado. Algo ya verdaderamente kafkiano. Y todavía hay quien se pregunta el porque Norma Piña no fue invitada a la ceremonia de aniversario de la constitución mexicana.
Académico de la UAQ. anbapu05@yahoo.com.mx