El actual gobierno de los Estados Unidos, encabezado por Donald Trump, detonó una guerra arancelaria global apenas una semana después de haber asumido el cargo.
Los aranceles anunciados (algunos ya en vigor y otros programados para las próximas semanas) van dirigidos contra países específicos (México, Canadá, China y los 27 países de la Unión Europea) o contra productos específicos (semiconductores, productos farmacéuticos, acero, aluminio, cobre, automóviles, madera, productos agrícolas).
Como en todas las guerras, hay golpes y contragolpes. Ataques y reacciones, algunas proporcionales y otras no.
La guerra arancelaria fue desatada de manera unilateral por parte del gobierno de Trump y algunos de los países afectados ya han contestado aplicando (o por aplicar) aranceles a productos norteamericanos, en represalia.
Dentro de estos aranceles de represalia, está el caso de China que, a partir del 4 de marzo, comenzó a aplicar aranceles del 15 por ciento a pollo, trigo y algodón importados de los Estados Unidos, además de un 10 por ciento a soya, cerdos, carne de res, frutas, vegetales y lácteos. Aranceles del orden de los 21 mil millones de dólares para productos agrícolas norteamericanos.
En el caso de China, y a diferencia de la Unión Europea y de Canadá, los Estados Unidos no han contestado con nuevos aranceles en represalia por los nuevos aranceles chinos.
En el caso de la Unión Europea, los europeos reaccionaron con la aplicación de aranceles a productos norteamericanos por el orden de los 26 mil millones de euros. Después de este anuncio, el gobierno de Trump amenazó a Europa con aranceles del 200 por ciento al vino y a la champaña (lo que afectaría en gran medida a Francia, Italia, España y Portugal).
En el caso de Canadá, el gobierno canadiense respondió a los aranceles norteamericanos aplicando aranceles del orden de los 21 mil millones de dólares. Llamó la atención la posición del primer ministro de la provincia canadiense de Ontario, Doug Ford, el que anunció aranceles del 25 por ciento para la electricidad exportada a Estados Unidos. Ford tuvo que dar marcha atrás luego de que Trump anunciara como represalia aumentar los aranceles a productos canadienses del 25 al 50 por ciento.
Como era previsible todo esto ha provocado una enorme incertidumbre, a nivel mundial. Y una muestra fue el pasado “lunes negro”, 10 de marzo, en el que hubo estrepitosas caídas en las bolsas de valores que implicaron pérdidas del orden de los 1.7 billones de dólares.
Y la cosa se puede poner peor a partir del 2 de abril, día en que el gobierno norteamericano anunciará la aplicación de “aranceles de reciprocidad” a múltiples países.
anbapu05@yahoo.com.mx