En su desesperación ante su pérdida de competitividad con respecto a China, el actual gobierno de los Estados Unidos ha desatado una guerra comercial no sólo contra China sino también contra decenas de otros países. Es más que evidente que a Trump le encanta amenazar con la aplicación de aranceles. Hasta el momento de escribir este artículo, Trump ha amenazado con aranceles a 27 países europeos, a 11 asiáticos, a 5 americanos, a 2 africanos y a uno de Oceanía. 46 países en total, en apenas tres semanas del gobierno Trump. Las amenazas han sido contra países específicos (como Canadá, México, China o Dinamarca) pero también contra organizaciones multilaterales (como la Unión Europea o el grupo de los BRICS).
Trump amenaza por igual a países aliados (como Japón, Taiwán o Alemania) que a contrincantes (como China, Rusia o Irán) y lo mismo pasa con países cuyos gobernantes han demostrado una actitud lacayuna ante Trump, como es el caso del gobierno de Javier Milei, en Argentina, país al que Estados Unidos le acaba de confiscar 300 millones de dólares (unos 6 mil millones de pesos) y al que Trump le quiere imponer aranceles del 25 por ciento a sus exportaciones de acero a los Estados Unidos.
En las guerras comerciales nadie gana, todos pierden. Pierden los gobiernos y pierden los consumidores. En efecto, para la población de Estados Unidos, la aplicación de aranceles tendrá, seguramente, un efecto inflacionario.
Y esto lo sabe el pueblo norteamericano. En una reciente encuesta de CBS News/YouGov, publicada el pasado 9 de febrero, dos terceras partes de los norteamericanos afirman que el gobierno de Trump no estaba haciendo lo suficiente para bajar los precios al consumidor (la mitad de los cuales son simpatizantes del partido republicano) y un 56 por ciento está en contra de la aplicación de aranceles del 25 por ciento a México y a Canadá y en contra de la aplicación de aranceles a la Unión Europea.
Hay que recordar que, a diferencia de Claudia Sheinbaum, Trump no cuenta en su país con un amplio respaldo popular. Trump ganó las elecciones a Kamala Harris por menos del 1.5 por ciento de ventaja y como evidenció una encuesta de Gallup, dada a conocer el 30 de enero, Trump inició su gobierno con un 47 por ciento de consensos contra un 48 por ciento de desaprobación. Así que habrá que esperar los efectos búmeran de los aranceles en la población norteamericana para ver cuál es el precio que tendrá que pagar el gobierno de Trump por esta manía desatada de querer poner aranceles a todo y a todos.
Académico de la UAQ. anbapu05@yahoo.com.mx