Usando el software especializado Turnitin es posible demostrar, sin lugar a dudas, de que la senadora panista que quiere ser Presidenta de México, Xóchitl Gálvez, plagió el 36 por ciento del “informe profesional” que le sirvió para obtener el título de ingeniera en computación que le otorgó la UNAM en 2010, 25 años después de haber concluido sus estudios de licenciatura. Así que es totalmente falso que, como dice ella misma, sólo haya copiado 6 párrafos de un total de 76 páginas. En realidad, copió 27 de esas 76 páginas. Los resultados del análisis con Turnitin muestran que copió de 115 fuentes distintas, textos hasta el 7 por ciento.

Turnitin es un software que se usa, a nivel internacional, en la academia y en la industria con el fin de detectar plagio de textos.

Cuando un trabajo contiene un 20% de texto copiado, se considera que se trata de un plagio a propósito, es decir, que de manera deliberada el autor del trabajo copió. Así que, con un plagio del 36%, es evidente que Gálvez plagió de manera deliberada múltiples textos, sin dar el crédito correspondiente, mediante las respectivas citas, tal como lo hace quien escribe un texto de manera honesta.

El asunto no es menor pues el texto plagiado le sirvió a Gálvez para obtener un título de ingeniera que no merece, pues hizo trampa en el momento de presentar su “informe profesional”.

Ante el evidente escándalo y el involucramiento de la UNAM, su rector, Enrique Graue solicitó, el pasado 20 de septiembre, al director de la Facultad de Ingeniería que turnara el asunto de Gálvez al Comité de Ética y al Consejo Técnico de dicha Facultad para que analizaran la situación.

La UNAM ya se tardó demasiado pues la revisión con software, tipo Turnitin, es casi inmediata. Y la sanción debería ser también inmediata: anular el título de ingeniera de Xóchitl Gálvez pues hizo trampa en la elaboración del documento que le sirvió para obtener dicho título. La sanción debería ser la de no aceptar el trabajo plagiado, con lo que Gálvez perdería en automático su título de ingeniera.

Ya se hacía raro que públicamente señalara que su marido detentaba el 30 por ciento de las acciones de sus empresas, ella el 80 por ciento y su hija otro 20 por ciento. Ya era raro que públicamente exhibiera que no sabe convertir MWh a KWh y que tampoco supiera a qué tipo de sistema de unidades pertenecen dichas medidas. Estos dislates muestran que Gálvez tiene fallas graves en aritmética elemental y en física de bachillerato.

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