Un grupo de amigos recorre las viejas calles de Santiago de Querétaro, con el corazón palpitando a ritmo de jazz y una gran expectativa en mente: se dirigen al teatro. Esta ciudad ha sido amante de las representaciones de comedias, tragedias y otros dramas desde tiempos del Virreinato, pues en 1738, según cuenta Francisco Antonio Navarrete, se presentaron en la Plaza Mayor piezas como la comedia “El conde Partinuplés”, en honor del marqués de la Villa del Villar del Águila. En tiempos de la conspiración contra la Corona española, el público respaldó a empresas como la Media Luna. Desde entonces hasta ahora, obras de todo género se han presentado en calles, plazas, casonas y teatros formales.
El de Cayetana no es un montaje tradicional, no tiene butacas rígidas ni un escenario con tablas. Las obras son cortas y los actores no usan micrófono, pues los diálogos se pronuncian a unos pasos del espectador. Hay momentos de gran intensidad, por la fuerza de la actuación y la estupenda calidad de los libretos, escritos por dramaturgos consagrados en varios países.
Es teatro de cámara, teatro íntimo. Escenas que se han ensayado hasta el último detalle, a partir de parlamentos que sintetizan la vida misma. El director es Pepe Homs, un actor formado en los estudios de Terry Knickerbocker y William Esper en la ciudad de Nueva York.
Pepe Homs ha participado en “La traición”, de Harold Pinter; “Don Juan”, de Moliére, y “The Shrike”, de Joseph Kramm. Para nuestra fortuna, hace ocho años comenzó el proyecto Distancias cortas, que ha presentado el espectáculo multimedia “Murmullos”, basado en Pedro Páramo, de Juan Rulfo. Tuvo el papel central en la espléndida obra “Tom en la granja”, de Michel Marc Bouchard, y dirigió otros títulos de teatro de inmersión, con escenas tomadas de Tennessee Williams y Harold Pinter.
Miércoles de teatro, se llama este conjunto de escenas que cobran vida en el restaurante Cayetana, ubicado en Allende #15 Sur. Los asistentes cenan mientras los actores van llegando a la mesa contigua, hablan y desarrollan una trama que llega a un clímax en el que se presenta un conflicto, se alteran los ánimos, se confrontan opiniones y al final se resuelve el argumento, dejando a los espectadores con una madeja de emociones en el cuerpo, que forma un nudo en la garganta y humedece los ojos. Somos humanos, a final de cuentas.
Algunas de estas obras son: “Filomena y el poeta”, de Luisa Josefina Hernández, con Rubí Cervantes y Román García. “La salida”, de Claudia Eichenberg, con Abigaíl Miranda y Guillermo Gutiérrez. “El cantante”, de creación colectiva, con Óscar Sasía, Daniel Morales y Jorge Leonel. “Es cena”, fragmento de La talgia nostra, de Alejandro Íñiguez, con Kika Pavioni, Alexis Navarrete y Fernando Rabell. Renata Elizondo protagoniza el monólogo “Mesera”, tomado del libro Working, de Stud Terkel. Gabriela Lecuna y Guillermo Gutiérrez actúan una escena de la obra “Traición”, de Harold Pinter.
El teatro, trasunto de la vida, nos fuerza a mirarnos en el espejo de los personajes, para comprender mejor lo que nos ocurre.