El mayor peligro que corre un pueblo al elegir un gobernante es que esa persona tendrá en las manos el poder de matar al mismo pueblo que lo nombró su presidente. Hay varias maneras de asesinar, de segar las vidas de los jóvenes al enviarlos a una guerra, o de cancelar la aplicación de vacunas, con lo cual deja a una población en riesgo de morir por enfermedades que se pueden prevenir.

El pasado 10 de abril, el gobierno de los Estados Unidos, por órdenes de Donald Trump, cambió la clasificación de miles de expedientes de inmigrantes que tenían un estatus legal temporal y canceló sus números de Seguridad Social para darlos por muertos.

Esta medida es un asesinato financiero. Afecta a personas que dejaron sus países para brindar un mejor futuro para sus hijos. Es gente buena, trabajadora, con un plan de vida en la mente y un deseo de progreso. Ellos despiertan en estos días con la amenaza de perder sus empleos aunque sean buenos trabajadores; ya no tienen el número que les permite rentar una casa, abrir una cuenta en el banco, recibir sus pagos, inscribir a sus hijos en la escuela, tener acceso a seguro médico, una biblioteca o centro deportivo. Casi todos los servicios que una familia recibe dependen de esa clave.

El periódico The New York Times fue el primer medio en publicar esta noticia; el texto de la nota aclara que el archivo de la Agencia de Seguridad Social que registra las muertes físicas de los contribuyentes fue cambiado de nombre, para que incluya los expedientes de personas “no elegibles”. La agencia comenzó a clasificar inmigrantes como personas no elegibles, como si estuvieran muertas, por lo tanto, inhabilitadas para recibir los apoyos que ofrece el país.

El primer grupo que fue clasificado como “no elegible” contiene más de 6,000 expedientes de inmigrantes que recibieron la aprobación para obtener un número de Seguridad Social por órdenes del expresidente Joe Biden, reportó The Washington Post.

Elizabeth Huston, vocera de la Casa Blanca, declaró que esta medida tiene por objeto alentar a los inmigrantes a deportarse a sí mismos, es decir, a regresar por sus propios medios a sus países: “El presidente Trump prometió deportaciones masivas. Al eliminar el incentivo monetario para los inmigrantes, está cumpliendo con la promesa que hizo al pueblo americano”.

Esta decisión, equivalente a un asesinato masivo, afecta a México de manera directa. No tenemos más remedio que vivir al lado de Estados Unidos, así lo marca la geografía. Hace siglos que nuestros dos países realizan tratos de todo tipo. Ángela Moyano, doctora en Historia, especialista en las relaciones entre ambos, definió al vecino del Norte como Una nación de naciones, así se titula uno de sus libros, que trata sobre el desarrollo que ellos lograron gracias a la inmigración de trabajadores llegados de todo el mundo.

Son miles de padres de familia que dejaron atrás su patria, idioma, costumbres, tradiciones, cultura y familia; personas que con enorme esfuerzo migraron para darles a sus hijos educación y ellos asegurar para sí una vejez tranquila. Era un futuro posible, hecho trizas.

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