El año 2024 es un año decisivo: se celebran elecciones en 70 países del mundo, cuyos ciudadanos se encontrarán en las urnas para decidir el cambio que tendrán sus sistemas políticos. Los expertos a nivel mundial vaticinan que esta jornada será una prueba de estrés para la democracia, dado el impacto de los conflictos de toda índole que incrementan la inestabilidad global.

México define su futuro inmediato el 2 de junio, el día de hoy, mientras esta columna está siendo enviada al periódico EL UNIVERSAL Querétaro. No conozco los resultados de la elección, ni podría vaticinarla.

La vida no es un camino recto, no es transitar una carretera pavimentada con buena iluminación. En la historia de las personas y los países, hay periodos de intensa búsqueda interior, años en que toda norma establecida y esquema de pensamiento probado enfrentan los más graves cuestionamientos. Después de una jornada en que se estremecen los cimientos, la superficie no es la misma que el día anterior. Ese es el periodo que vivimos en este momento histórico.

Los analistas más serios, con estudios realizados en miles de ciudadanos y mostrando los resultados de investigaciones sobre economía, política y derechos humanos, alertan sobre las consecuencias de guerras abiertas en Ucrania, Palestina, Yemen y Sudán, además de las condiciones violentas en la geografía interna de muchas naciones, entre ellas México.

En Estados Unidos, el candidato republicano a la presidencia, Donald Trump, fue declarado culpable, por un jurado de doce ciudadanos, de todos los cargos imputados contra él en el caso Stormy Daniels: el líder de rostro anaranjado se declara inocente de los 34 delitos, claramente probados. El próximo 5 de noviembre, Trump será el primer candidato a presidir esa nación que haya sido condenado en un juicio penal.

El mundo se encuentra en una disyuntiva sin precedentes: grandes actores con peso demográfico juegan el futuro de zonas geográficas y económicas mientras se observa un claro retroceso humanitario y de derechos fundamentales.

Lo vemos en los migrantes que atraviesan enormes distancias frente a nuestros ojos. En los individuos sin hogar ni empleo que acampan en las avenidas de las metrópolis, manifestando su condición vulnerable. En tiempos de inteligencia artificial y manipulación emocional de las masas, las urnas se ven amenazadas en su fiabilidad.

Amitav Acharya, nacido en India en 1962, es profesor de la cátedra UNESCO en la American University de Washington, D.C. Dedicado al estudio de la historia contemporánea, acuñó el término “orden múltiplex” en 2017 para definir la situación mundial, que es cada vez más descentralizada, diversificada y multidimensional. Todo ocurre de manera simultánea: los avances científicos y los retrocesos humanitarios. El hambre y el desperdicio. La violencia y la acción de miles de organismos dedicados a la paz. Frente a la devastación de los ecosistemas, hay millones de ambientalistas que en forma voluntaria y organizada buscan reintegrar el equilibrio a los ecosistemas.

Lo que nos queda es mantenernos informados. Tener los ojos abiertos y ser capaces de mirar más allá de la burbuja en que vivimos. La realidad es compleja, hay que conocerla.

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