Es un fenómeno social que ocurre en uno de los países más avanzados del mundo, merecedor de la admiración y el respeto de millones. Japón va a la vanguardia en tecnología, tiene una rica historia milenaria y ha dado aportaciones muy valiosas tanto en las ciencias exactas como en las sociales.
Sin embargo, algunas personas mayores, en especial mujeres que viven solas, buscan la compañía de otras en la prisión, donde pueden tejer una red de apoyo que no tienen en la soledad de su diminuta vivienda. Tal es el caso de Akiyo, una interna de 81 años que fue entrevistada hace poco para el South China Morning Post, uno de los periódicos con mayor tiraje de esa nación.
Al detenerla, era la segunda vez que Ayiko había robado productos a la vista de todos los clientes, en establecimientos con cámaras de vigilancia, personal de seguridad y controles para detener a ladrones de mercancía. Era lo que esta dulce anciana más deseaba: ser enviada a prisión.
Cuando tenía poco más de sesenta años, Akiyo fue encarcelada por robar comida. Veinte años después, en la nota publicada el 1 de febrero de 2025, podemos leer sus declaraciones: “Si yo tuviera estabilidad financiera, no habría robado nada”. Los trabajadores sociales encontraron que la mujer había vivido con su hijo de 43 años, pero él la había sacado de su casa. Ella entró en una depresión profunda: “No tengo razones para vivir, me quiero morir”.
Entonces recordó que hubo un tiempo en que fue feliz: en la cárcel de mujeres Togichi, al norte de Tokio. Ahí, las señoras privadas de su libertad viven en un ambiente sano sin que ellas dediquen sus afanes a la limpieza, comen tres veces al día sin tener que preparar alimentos, pueden participar en actividades como juegos, terapias ocupacionales, clases de arte... y es gratis.
Desde 2022, más del 80% de las prisioneras son encarceladas por robar en forma muy evidente. El número de internas que han cumplido más de 65 años se ha cuadruplicado desde 2003. La cárcel es una especie de residencia gratuita para adultos mayores. Los pobladores de Japón mayores de esa edad son 36.25 millones, según una estadística de septiembre de 2024. Este número significa 29.3% del total de habitantes. Japón tiene el más alto porcentaje de ancianos de cualquier país o región del mundo con más de 100,000 personas. Algunas regiones de estas islas son consideradas zonas azules, por su alta calidad de vida.
Gabriel Guajardo y Daniela Huneeus, en un artículo publicado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, una institución de la Organización de las Naciones Unidas, hablan de las narrativas de la participación social entre los adultos mayores: “La posibilidad de ser ‘autor’ de la propia experiencia, en los distintos momentos de la vida, es un desafío cuando las formas de participación social cambian o se transforman a ritmo creciente”. Estos expertos declaran que la vida siempre requiere de sentido o significado, que se adquiere al participar o no en grupos sociales, más allá de la familia.
Si tenemos suerte, viviremos muchos años. Hay que llamar por teléfono a los amigos, hoy mismo, y quedar para tomar café.