Eran mujeres valientes, llenas de esperanza en la ciencia y el futuro. Confiaban en la suma de voluntades para alcanzar sus metas. Incansables, trabajadoras, visionarias. De otra manera no se explica cómo este grupo de señoras de Guadalajara, Jalisco, se dieron a la tarea de fundar y gestionar un organismo llamado Voluntarias Contra el Cáncer. Crearon esta asociación hace 40 años, para apoyar a diferentes pacientes, sobre todo niños. Contra todo pronóstico negativo, ellas recuperaban cada día el gozo de vivir y lo trasmitían a los enfermos y sus padres.

En 1983, conocí esta institución porque mi suegra, María Luisa Rubio de Zárate, pertenecía al grupo de fundadoras, cuyo objetivo era lograr la curación de pequeños afectados por la enfermedad, que no tenían los recursos económicos mínimos para enfrentarla.

Tuve el privilegio de ver a mi querida suegra escribiendo oficios, propuestas, reportes y documentos para realizar su labor, que en ese momento incluía una serie de audiencias con las autoridades del sector salud, el acopio de víveres para las familias, la compra de medicamentos, la creación de un albergue y visitas diarias a los hospitales públicos.

También organizaban viajes a Los Ángeles, California, donde tenían vínculos y apoyo. Las voluntarias llevaban a los pequeños y sus padres.

Trabajaban para conseguir pasaportes, visas, maletas, ropa y lo indispensable para que los chiquitos cumplieran su sueño de conocer Disneylandia antes de morir. Porque tarde o temprano, todos morían en el proceso terapéutico. El 100 por ciento de los pacientes eran víctimas de la enfermedad.

Las familias quedaban devastadas. Las voluntarias volvían a comenzar, a recabar recursos para otros niños; se mantenían al día en tratamientos, recuperaban la confianza, seguían adelante.

Por fortuna, el panorama ha cambiado. El Hospital Infantil Teletón de Oncología, fundado en 2013, ubicado en Querétaro, ofrece atención integral a la población pediátrica con esta enfermedad. Es un edificio de colores vivos que se levanta sobre una colina. El aire de este espacio no huele a hospital: se mantiene limpio gracias a una serie de filtros. Aquí se encuentran especialistas con prestigio bien ganado que trabajan con el mejor equipo. En México, cada 4 horas muere un niño por cáncer. Cada año, se diagnostican 4 mil tumores en el sistema nervioso central en menores de 20 años. El cáncer es la primera causa de muerte por enfermedad entre los 5 y los 12 años. En el HITO se dan tratamientos del más alto nivel y es un mundo en sí mismo: laboratorio clínico, farmacia, trasplante de médula, quimioterapia, imagenología, banco de sangre y quirófano. El personal médico realiza investigaciones y obtiene reconocimiento internacional. Hay un albergue para que los pequeños y sus padres puedan vivir y tienen una escuela, salas de juegos y música, biblioteca, capilla. Un ejército los apoya: más de 130 voluntarios.

El 51% de los pacientes logra sobrevivir. Ese número, que es un gran triunfo, está en aumento. Por varias razones lo he visitado, caminando entre chiquillos preciosos que juegan y tienen una actitud feliz, con sus cabecitas rapadas y ojos que son destellos de luz. Sales de nuevo a la calle con gratitud y amor a la vida.

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