El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y el comunicador Carlos Loret de Mola son ejemplos de narrativas construidas primero, mencionadas y diseminadas después, que no necesariamente corresponden a la verdad.
Aunque en su discurso se invoque la “transformación” o la práctica del periodismo.
En el caso del titular del Ejecutivo federal, las conferencias de prensa diarias en Palacio Nacional o lugares del país donde se encuentre de gira, apuntalan la narrativa y el relato obradoristas.
De acuerdo con el profesor investigador Sergio Rivera Magos, coordinador de Lab UAQ Ciudadanía Digital, “la mañanera”, como coloquialmente se le dice desde hace años, tiene siete diferentes usos para la comunicación presidencial: gestión de la narrativa, propaganda, polarización, resignificación, pedagogía, infoentretenimiento y Tribunal.
Durante su participación en la conferencia “Modelo de comunicación presidencial en la 4T”, realizada por el cuerpo académico “Política y sociedad” el miércoles 7 de febrero, Rivera Magos consideró que las mañaneras “no son ruedas de prensa” ni ejercicio de “comunicación social”, sino un elemento de “un modelo complejo” donde los hechos se adaptan al discurso “populista” que enmarca al gobierno.
El académico de la especialidad en Comunicación Política puntualizó cuatro “claves” en la comunicación desde “la mañanera”: simplificación, referencias culturales, reiteración y saturación del espacio público, a partir de las frases y el discurso de López Obrador.
Más que explicar logros o avances del gobierno federal, la conferencia de prensa “mañanera” busca fortalecer “el camino del héroe” o la creación del “mito”, expresó Rivera Magos con base en un material de apoyo y retomar aportes teóricos de más autores.
La estructura comunicativa, que no necesariamente corresponde a la realidad que viven miles de habitantes en México, trata de “difuminar la frontera entre discurso de gobierno y discurso de movimiento social”, así como ejercer “el poder a través de la narrativa”, con “la centralidad del presidente” y “la sentencia moral” como pilares, señaló en su intervención.
En Palacio Nacional y durante “las mañaneras”, narrativas vemos, verdades no sabemos.
Sombra de “montajes” en nombre del “Periodismo”
Desde el medio “Latinus”, el comunicador Carlos Loret de Mola ha generado una narrativa de crítica al ejercicio del poder desde la autollamada “Cuarta Transformación” y el Presidente.
Recientemente publicó una entrevista con supuesto líder del grupo criminal “Los Ardillos”, persona que aparece con pasamontañas y quien aseguró que en la campaña electoral de 2006 se aportó dinero al equipo del entonces candidato López Obrador. No pasaron ni 12 horas, cuando se empezó a cuestionar y a echar abajo el soporte que relacionaba los dichos y la forma en que se presentó la información.
En 2006, “los Zetas” todavía no eran un cártel del narcotráfico sino apoyo armado del “Cártel del Golfo”, por lo que difícilmente podrían haber concretado o recibido apoyos de “los Ardillos” en la manera que se aseguró.
Sin descartar respaldo o la sombra del narcotráfico en el gobierno y ejercicio del poder obradoristas, la narrativa que se busca posicionar a través de Latinus y Loret hay que situarla o leerla después de la información emitida por la DEA a través de Pro Pública.
La credibilidad del comunicador y el medio no gozan de cabal salud desde hace años, por montajes previos u omisión de contexto en la transmisión de información. Igual que en Palacio Nacional, en Latinus narrativas vemos, verdades no sabemos.