En el año 79 sucedió una gran erupción en el monte Vesubio, en Pompeya (Italia), que acabó con la vida de miles de habitantes de los cuales algunos terminaron petrificados. Es difícil conocer la cantidad de personas que perdieron la vida y aquellos que pudieron escapar. Se sabe que algunos damnificados fueron recibidos en el sur de Italia y en Roma; también hay evidencia de su llegada a Rumania.
En el 1750, cerca de Pompeya un agricultor se topó con una villa enterrada que contenía cientos de papiros carbonizados. Años después un monje logró obtener fragmentos legibles de uno de ellos, atestiguando su contenido literario en griego. Ahí se contenía valor histórico, literario, y más tarde se sabría que también filosófico y tecnológico.
Hoy conocemos una frase contenida en los papiros: “Como en el caso de la comida, no damos por sentado que las cosas escasas son más placenteras que aquellas que son abundantes” del filósofo Filodemus, de quien no sabemos mucho debido a que pocos de sus textos llegaron a nuestros tiempos, según declaró Roger Macfarlane para la BBC.
Y si conocemos dicha frase, ¿cómo desenrollaron un objeto carbonizado? La única forma de hacerlo es no hacerlo. Es decir, no desenrollarlo literalmente, sino virtualmente.
En 2015, el equipo liderado por el Dr. Brent Seales, de la Universidad de Kentucky, usaron tomografías de rayos X y visión para leer otros papiros antiguos sin abrirlos, inaugurando la tendencia del “desenrollado virtual” que da lugar al Reto de Vesubio, que para 2024 ofrece un premio mayor de 100 mil dólares para quien logre obtener la lectura de 90% de los cuatro papiros disponibles.
Si quieres entrar al reto, scrollprize.org te da algunos consejos que sabemos que funcionan: a) escaneo de láminas transversales por tomografía de rayos X (tranqui, ellos te lo proporcionan), b) detección de capas en el papiro para pasar de un objeto 3D a 2D (desenrollar virtualmente), c) reconocimiento de tinta por modelos de machine learning. Fácil, cada media vuelta del rollo es de 14,000 archivos .tif y cada uno de esos archivos solo pesa 120 MB. Seguro jala en mi lap.
De acuerdo con el sitio del premio, todo empezó en la pandemia, cuando Nat Friedman estaba leyendo “24 horas en la Roma antigua” de Philip Matyszak. Luego, con una curiosidad obsesiva estuvo indagando en internet hasta encontrar a Brent Seales, quien es científico computacional dedicado a la restauración de objetos históricos. Nat se define a sí misma como “inversora, emprendedora, desarrolladora” y fue directora ejecutiva de GitHub (2018-2021).
Así que aun cuando estés fragilito (y quién no lo ha estado) y sea difícil abrirte al mundo, recuerda que siempre habrá quien se dé el tiempo de conocerte con delicadeza. Especialmente si hay un cuantioso premio económico, lo que contrasta con la primera frase descifrada de los papiros sobre el placer y la abundancia. En fin, la hipotenusa.