En la última semana, el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum mostró un “giro” radical para enfrentar la violencia generada por la delincuencia organizada en México. Abrazará a las poblaciones atacando las causas a través del fortalecimiento de programas sociales. Y, enfrentará al crimen organizado deteniendo a los “cabecillas”, sin dejar lugar a la impunidad.

Después de ser electa por el pueblo de México, en su primer discurso masivo del 1º de octubre de 2024, la presidenta Claudia Sheinbaum presentó cien puntos para alcanzar el “segundo piso de la 4T”, entre los que destacó la estrategia para enfrentar la inseguridad en México.

Siguiendo la política establecida por su antecesor, el presidente Andrés Manuel López Obrador, propuso atacar las causas estructurales de la violencia y detener la manifestación de delitos de alto impacto.

Se trata de un enfoque coordinado y multifacético que integra la atención a las causas de la violencia, consolidación de la Guardia Nacional, fortalecimiento de la inteligencia e investigación, coordinación con las entidades federativas, combate al financiamiento ilícito y enfoque en los municipios más peligrosos.

La estrategia de la presidenta de México radica en poner un alto a la intervención de los Estados Unidos, creada mediante la colusión entre corporativos trasnacionales, crimen organizado y delincuentes de cuello blanco. Claudia Sheinbaum propone detener a los capos “sembrados” por el vecino del norte para lograr la pacificación del país.

Si con Felipe Calderón se abrieron las puertas para introducir armas a través de operativos como “Rápido y furioso”, así como diferentes mecanismos que permitieron a corporativos trasnacionales apropiarse de la minería, agua y recursos energéticos, con el actual gobierno la estrategia de seguridad se propone impedir estas formas de expoliación y despojo.

En este marco, la democratización del poder judicial es fundamental para lograr el giro en la política de seguridad propuesto por Claudia Sheinbaum. Contar con jueces, ministros y magistrados electos por la población permitirá, entre otras cosas, que las detenciones de los generadores de violencia y los delincuentes de cuello blanco no deriven en liberaciones otorgadas a través de amparos que terminan ensanchando la impunidad de criminales.

¿La presidenta Claudia Sheinbaum alcanzará el objetivo propuesto? Es difícil responder a esta pregunta. Sin embargo, lo que define a las mujeres que luchan por defender los derechos de las personas, que apuestan por dignificar la vida de los seres humanos y luchan por la justicia, difícilmente ceden a las presiones.

La declaración de Claudia Sheinbaum es contundente, “no vamos a volver a la guerra de Felipe Calderón, pero no habrá más impunidad”. Su estrategia de seguridad tiene como propósito alcanzar la paz, pero haciendo ajustes a la experiencia del sexenio pasado.

Frente a lo sucedido en Técpan de Galeana, Guerrero; Culiacán, Sinaloa; y, Acámbaro, Guanajuato, la respuesta de la presidenta Claudia Sheinbaum es definitiva, la población será protegida por encima de todo y ningún acto criminal gozará de impunidad.

Doctorada en Ciencias Políticas y Sociales por la UNAM y Posdoctorada por la Universidad de Yale

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