La mayoría de la población en México aún celebra el triunfo de la 4T en las elecciones del 2 de junio. Conseguir un sexenio más para profundizar los cambios iniciados por el presidente, Andrés Manuel López Obrador, representa un avance histórico de las izquierdas o gobiernos progresistas, sin precedente en nuestro país. Sin embargo, no debe perderse el timón, ni olvidarse la necesaria autocrítica en los momentos de la victoria.

El jueves pasado, la virtual presidenta electa, Claudia Sheinbaum, presentó una parte de quienes formarán su equipo de gobierno. Marcelo Ebrard (Secretaría de Economía), Ernestina Godoy (Consejería Jurídica de la Presidencia de la República), Alicia Bárcena (Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales), Juan Ramón de la Fuente (Secretaría de Relaciones Exteriores), Rosaura Ruiz (Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación) y Julio Berdegué Sacristán (Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural.

Los perfiles presentados ofrecen “tranquilidad” a las élites financieras. La lectura que hacen es que ninguno de los nombramientos tiene carga ideológica que los ponga en riesgo. Esto se mostró de manera inmediata, la paridad del peso en relación con el dólar mejoró el mismo día que se presentó a los colaboradores del gobierno de Claudia Sheinbaum.

Dos cargos tienen la encomienda específica de restañar fracturas. La nueva secretaria de ciencia, humanidades, tecnología e innovación, Rosaura Ruiz, tendrá la responsabilidad de reestablecer las relaciones con la comunidad científica. Y, la secretaria de medio ambiente, Alicia Bárcena, deberá reestructurar lazos para configurar un horizonte de resolución ante el cambio climático. El caso de Ernestina Godoy resulta interesante, toda vez que apunta a convertirse en el mediano plazo, en la fiscal federal de la nación.

Los nombramientos no muestran ninguna ruptura entre Claudia Sheinbaum y Andrés Manuel López Obrador, son consecuentes.

Sin embargo, y aquí es donde tendría que incorporarse la autocrítica, aún no se lanza un guiño a los sectores desfavorecidos. Sí, “primero los pobres”, pero todavía no se muestra cómo se llevará a cabo esta acción.

En esta primera propuesta hay un interés por “unir” fracturas con Marcelo Ebrard. Pero, esto es un riesgo, cuando Claudia Sheinbaum se impuso en las internas sobre Marcelo Ebrard para ser precandidata a la presidencia de la República, el excanciller declaró al diario español El País: “No nos vamos a someter a esa señora”. Por qué tendría que ser distinto ahora. Qué garantiza que Marcelo Ebrard no traicionará a la virtual presidenta electa.

Otro dique lo constituye Julio Berdegué Sacristán, quien en múltiples ocasiones ha declarado que la agricultura debe abrirse a la producción química para tener competencia a nivel global, lo que implicaría un retroceso en cuanto a la lucha en contra del maíz transgénico. Por otra parte, Ramón de la Fuente, representa un reciclaje del conservadurismo.

Claudia Sheinbaum debe mostrar signos contundentes en favor de los sectores excluidos. Incluir colaboradores eficaces y dispuestos a enfrentar la desigualdad e injusticia.

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