La Reforma al Poder Judicial impulsada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, aprobada por el Congreso de la Unión con la mayoría calificada que la ciudadanía otorgó a Morena y sus aliados el pasado 2 de junio y publicada en el Diario Oficial de la Federación el 15 de septiembre, representa el desenlace del primer piso de la 4T y el punto de partida del gobierno de Claudia Sheinbaum Pardo, presidenta electa de los Estados Unidos Mexicanos.
En el marco de la conmemoración del “Grito de Independencia” del 15 de septiembre, el presidente de México celebró en el Zócalo capitalino ante miles de sus simpatizantes, la declaratoria oficial de la Reforma al Poder Judicial llevada a cabo en sesión ordinaria el pasado 13 de septiembre.
Con la aprobación del Congreso de la Unión y los congresos locales de Baja California, Campeche, Colima, Durango, Baja California Sur, Estado de México, Guerrero, Hidalgo, Monterrey, Oaxaca, Puebla, Quintana Roo, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tabasco, Tlaxcala, Tamaulipas, Veracruz, Zacatecas y la Ciudad de México, fue declarado el decreto por el cual se reforman, adicionan y derogan diversas disposiciones de la Constitución en materia de Reforma al Poder judicial.
Sacar adelante la reforma exigió la negociación con los partidos de oposición para alcanzar los 86 votos necesarios para conseguir la mayoría calificada en el Senado de la República. En las elecciones del 2 de junio, Morena y sus aliados lograron la mayoría calificada en la Cámara de Diputados. Pero, se quedaron a tres curules de completarla en la Cámara de Senadores.
Aunque días atrás dos senadores del extinto PRD, pasaron a las filas de Morena –Araceli Saucedo y Sabino Herrera, quienes decidieron convertirse en aliados de Claudia Sheinbaum–, se requería de un voto más para aprobar la reforma.
Finalmente, con el voto del senador plurinominal panista Miguel Ángel Yunes Márquez, Morena y sus aliados consiguieron la aprobación con 86 votos a favor, 41 en contra y cero abstenciones.
Frente a esta decisión, la crítica de los opositores no se hizo esperar. Declararon “traidor” a Miguel Ángel Yunes Márquez y acusaron a Morena de replicar los mismos vicios del PRI en el pasado, al negociar con políticos que practican el nepotismo y salpicados de escándalos de enriquecimiento inexplicable y corrupción.
Ciertamente, Morena y sus aliados lograron la mayoría calificada para reformar al Poder Judicial con el apoyo de un panista que se encuentra acorralado por la justicia. Sin embargo, la reforma aprobada permitirá realizar una de las modificaciones de mayor calado a la Constitución en la historia reciente. Significa transformar la estructura sobre la que se asentó el régimen de injusticia, desigualdad y pobreza en México.
El costo político que pagará Andrés Manuel López Obrador, tras aceptar el voto de Yunes para aprobar la Reforma al Poder Judicial, será relativo. En todo caso, dejar el camino libre a Claudia Sheinbaum para limpiar de corrupción al Poder Judicial y avanzar en la procuración e impartición de justicia, bien lo vale. “Amor con amor se paga”.
Doctorada en Ciencias Políticas y Sociales por la UNAM y Posdoctorada por la Universidad de Yale