El viernes por la tarde atendí a un paciente que tenía una oblicuidad de caderas —diferencia en la altura entre una cadera y otra— y diferencia de casi un centímetro entre el fémur del lado izquierdo con referencia al derecho —hueso largo que se encuentra dentro del muslo y se conecta con la cadera—. Llegó feliz, pues después de un año con las técnicas que le enseñamos, regresó del maratón de Alemania como nuevo.
Lo más interesante del caso es que este paciente ya no tenía esperanza alguna de poder continuar con lo que más le gusta debido a estas diferencias corporales, hasta que llegó con un ortopedista, el Dr. Manuel Aparicio, quien nos manda a muchos de sus pacientes. Le dijo que sabía que con nuestro método lo iba a lograr.
A la primera consulta llegó cabizbajo, esperando que le dijéramos que no podría volver a correr debido al dolor que tenía, tanto en la espalda baja como en el abductor (parte externa del muslo), que literalmente no lo dejaba ni siquiera caminar. Revisamos los estudios
y le hicimos algunas pruebas y fotos de calor, para hacerlo consciente de cómo y qué estaba haciendo en su vida diaria; en las fotos de calor que tomamos se nota muy bien qué músculos cargan y cuáles no.
Empezamos a enseñarle que si engañamos a sus neuronas, éstas llevarían información diferente de la que hasta hoy habían recibido. Es parte de lo que hacemos, le damos información nueva y antigua a tu cuerpo y hacemos que neurológicamente tenga un entendimiento diferente.
Por ejemplo, en este caso tan específico, tan sólo al sentarse él se recargaba durante seis a siete horas diarias hacia la cadera derecha y ni siquiera se había dado cuenta. Lo que causaba que ciertos tejidos blandos —como ligamentos, tendones y músculos— estuvieran sumamente estresados por un lado y por el otro, otros de flojonazos. Y te estarás preguntando: ¿Si tenía casi un centímetro de diferencia, por supuesto se va a recargar más hacia un lado? La respuesta en NO, nosotros podemos darle información nueva a nuestro cuerpo.
De hecho, te pregunto ahora mismo: ¿Sobre qué lado estás sentado?, cierra los ojos, no te muevas de tu lugar si estás parado y piensa: ¿qué pierna te carga más? Si estás sentado ¿qué cadera te carga más? Si quieres modificarlo, con un sólo movimiento será muy difícil para que tu cuerpo realmente quede balanceado, necesitas al menos 15 o 16 movimientos. En cambio, si te conviertes en alguno de nuestros personajes, (tenemos personajes animados que te enseñan a utilizar tu cuerpo como tu mejor herramienta) automáticamente empezarás a sentarte con las mismas cargas y tensiones hacia ambos lados.
Ahora viene lo bueno de la historia, empezamos a entrenar y desde el primer día decidimos iniciar con triatlones para que fuera más fácil recuperarse —para su cuerpo—. Comenzó a jugar y a divertirse mientras entrenaba, uno de los juegos al correr consistía en que se convertía en un chita (se llama ITA, es sexy y tiene movimientos gatunos), y empezaba de una manera muy específica: antes del primer paso, dejaba caer su cuerpo como si fuera una tabla, luego se convertía en chita y su pisada dejó de sonar como antes (se escuchaba cómo se recargaba con un pie y con el otro no, como en sincopado). Le dimos técnica, mecánica y visualizaciones, incluso poníamos sentimientos y emociones mientras entrenaba, para que sus químicos se modificaran; una forma de convertir al cuerpo (mente, cuerpo y emociones) en lo que deseaba.
Además de no tener nada de dolor, sus diferencias se modificaron y lo mejor de todo, es que él sigue corriendo y haciendo lo que más le gusta, y no siente nada de dolor desde la tercer consulta. La diferencia de sus caderas
y fémur ya no se distinguen; tiene menos de 2 milímetros.
Para todos aquellos que son corredores, el movimiento nace del tobillo y esto es parte de la nueva información neurológica: si tú, antes de empezar a correr o a caminar, te dejas caer moviendo solamente los tobillos, todos los músculos posteriores del cuerpo van a tratar de contraerse para que no suceda y así, lograrás distribuir las cargas.
Te pregunto: ¿Sabes de lo que tú eres capaz?, ¿cuántas veces has abandonado algo porque no sabes cómo remediarlo? Espero te acerques a nosotros cuando no desees dejar de hacer lo que más te gusta, pero sí quieras parar de dañarte y sentir dolor. Alguna vez leí un proverbio chino que decía “El dolor no se remedia, pero el sufrimiento sí”, en realidad gracias a todo lo que me pasó con mis hijos y la metodología y’u@ y miles de pacientes por todas partes del mundo, he entendido y afirmo que “el dolor se remedia y también el sufrimiento, sólo depende de ti”.