Además de apabullados por el León, los Gallos Blancos volvieron al último lugar de la tabla, donde prácticamente se la han pasado todo el torneo.
Ante los Panzas Verdes se vieron desganados, con la moral por los suelos, en la cancha sólo salieron a cumplir con el compromiso y sus rivales no perdonaron y se impusieron con facilidad.
Gallos, a falta de tres jornadas, se estancó en nueve unidades de 42 posibles, fiel reflejo de lo que ya he comentado, de una temporada mal planeada, sin respuesta de sus dueños para reforzar al equipo con elementos de primer nivel.
Dejaron desarmado a Mauro Gerk, quien a pesar de sus esfuerzos no ha logrado que su equipo pueda mejorar, aquella corta racha de cuatro sin perder, parecía levantar los ánimos, hoy esa es su realidad, un equipo que no pudo salir del montón.
Sus seguidores, que han estado en las buenas y en las malas, han perdido la fe en el equipo y claman que o lo refuerzan para el siguiente torneo, o mejor que se lo lleven, pues esta plaza que los ha apoyado siempre, no tiene por qué seguir siendo ninguneada.
Es ya insoportable ver a un equipo mediocre, al que cualquiera pasa por encima de él.
Al cuerpo técnico y a los jugadores, ya no se les puede pedir más, han luchado por mejorar su situación pero no les alcanza para salir a flote.
Y aunque en el tema porcentual están un poco alejados de problemas, esta baja suma de puntos les afectará y mucho en los dos próximos torneos cortos.
Sobre todo sino hacen una limpia general y rearman al equipo, las cosas seguirán pintando igual o peor.
Sus directivos lo saben y si no abren la chequera, Gallos Blancos ni para que ilusionarse.
Le restan tres encuentros a esta fase regular del Apertura 2024 y a los emplumados le esperan duelos ante Bravos de Juárez aquí, luego visitan a Pumas y cierran en casa ante Santos Laguna de Torreón.
Lo único que tienen que hacer es sumar lo que se pueda, cerrar con dignidad, por lo menos, esta desastrosa temporada en la Liga MX. Hasta la Próxima.