Soy parte de una estadística, de las estadísticas de niños abandonados por una o dos figuras paternas.

En algún momento intenté sanar la relación con mi padre, deseaba en el fondo seguir mi paso a la madurez de su mano y crear una nueva historia.

Él fue un padre también abandonado por su padre y madre, creció en El Tepetate y a los cinco años lo recogieron las monjas y lo enviaron al orfanato San Sebastián.

Creo que nadie sabe lo que mi padre vivió ahí, sin visitas de sus hermanos ni de sus padres. No sé de las noches que le lloró a mi abuela solo en su litera o cómo tuvo que defenderse de los muchachos mayores que quizás lo golpearon.

¿Quién lo cuidó? ¿Quién le dio las buenas noches? ¿Quién lo besó y lo alentó? Solo aprendió a evitar y sobrevivir. Me hubiera gustado conocer a ese niño herido y llenarlo de amor, comprensión y compañía.

De ninguna forma justifico el abandono, pero detrás de este podemos contar en la mayoría de los casos cadenas de abandono que se suscitan de generación en generación dejando a su paso miles de corazones rotos y personas incompletas y marcados por la soledad.

Hoy escribir a los padres que quizás cometieron el error de abandonar a sus hijos y ahora quieran recuperar y formar nuevos vínculos con sus hijos adultos.

La mayoría de los adultos que vienen con problemas y situaciones que resolver en sus vidas adultas y en sus relaciones anteriores generalmente en terapia terminan encontrando el centro del dolor y la disfuncionalidad, he visto hombres maduros llorando por el cariño y las caricias que nunca recibieron. Viviendo la personalidad del niño rechazado y abandonado.

Espero que como parte de esta transformación social, existan hombres que deseen con el alma resarcir el daño ocasionado.

Sanar el dolor del abandono que un hijo adulto pudo haber sufrido en su infancia es un proceso delicado y profundo que requiere mucho amor, comprensión y paciencia. Aquí hay algunas formas en las que un padre puede ayudar a su hijo a sanar:

1. Reconocer el dolor

Reconoce abiertamente el dolor y el sufrimiento que tu hijo experimentó debido a tu ausencia. Este es un primer paso crucial para la sanación. No dementes él que sea adulto y necesite sanar, no digas palabras como: eres un adulto, supéralo.

2. Pedir perdón

Ofrece una disculpa sincera por el abandono. Acepta la responsabilidad por tus acciones sin excusas y muestra un verdadero arrepentimiento.

3. Escuchar activamente

Dale a tu hijo la oportunidad de expresar sus sentimientos y experiencias sin interrumpir ni defenderte. Escucha con empatía y sin juzgar.

4. Ser paciente

Entiende que sanar lleva tiempo y que tu hijo puede necesitar mucho tiempo para procesar sus emociones y reconstruir la relación.

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