Un comienzo en el calendario es estimulante, terminamos las uvas esperando ver cambios mágicos en nuestra vida, sentimos la energía mística y queremos abrazarlos mágicamente.

Pero solo es una ilusión, apuesta por un cambio de vida paulatino en cualquier momento, antes de que sea tarde.

Según los estudios del Dr. David R. Hawkins, nuestra vibración emocional juega un papel fundamental en cómo experimentamos el mundo. Emociones como la gratitud, el amor y la alegría tienen frecuencias más altas que estados como el miedo o la culpa. Este conocimiento subraya la importancia de transformar no solo nuestra forma de pensar, sino también los hábitos emocionales que nos mantienen en patrones limitantes.

La ciencia de Joe Dispenza refuerza esta visión al explicar cómo los hábitos no solo moldean nuestra mente, sino también nuestro cerebro. Repetir emociones elevadas, activamos nuevas conexiones neuronales, reprogramando el subconsciente para alinearlo con una nueva identidad. Esto significa que al adoptar hábitos emocionales, como la práctica diaria de afirmaciones positivas, la meditación y la visualización, podemos rediseñar nuestra percepción del mundo.

Por otro lado, Enric Corbera, con su enfoque en la biodescodificación, sugiere que nuestras emociones están profundamente entrelazadas con nuestra biología. Hábitos alimentarios negativos, como el consumo excesivo de alimentos procesados, pueden ser una respuesta inconsciente a conflictos emocionales no resueltos.

Hábitos emocionales conscientes

Meditación diaria: Dedicar al menos 10 minutos al día para observar tus pensamientos y emociones sin juzgarlo

Gratitud activa: Anota diariamente tres cosas por las que estés agradecido. La gratitud activa eleva la vibración emocional y refuerza una perspectiva positiva.

Autocompasión: En momentos de dificultad, habla contigo mismo de manera amable y comprensiva. Esto fomenta una relación saludable contigo mismo y reduce el impacto de emociones negativas.

Conexión Mente-Cuerpo-Alimento

El acto de comer es una forma de autocuidado y, cuando se hace con conciencia, puede elevar nuestra energía. Incorporar alimentos frescos, vivos y nutritivos, como frutas y verduras, puede apoyar una vibración emocional más alta.

Para empezar a transformar tus hábitos alimentarios:

Dedica tiempo a elegir alimentos que nutran tu cuerpo y mente. Evita los alimentos procesados en la medida de lo posible.

Apaga distracciones como la televisión y come despacio, disfrutando cada bocado.

Conecta con el origen de tus alimentos: Reflexiona sobre cómo llegaron a tu mesa y agradece a las personas y procesos involucrados.

Cambiar hábitos en estas áreas no solo mejora nuestra salud, sino también nos alinea con una versión más plena y consciente de nosotros mismos.

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