A muy temprana hora busco en un sorbo de café recuperar todas las partes de mi que no funcionaron el día anterior.
De un tiempo para acá todo es más cansado, lento, hasta el segundero de mi reloj se toma su tiempo como si imitara mi cansancio, estoy en forma, me alimento bien, pero algo comienza a aletargarse.
Los años son inevitables, acechan desde temprano y con los días y las noches me muestran a alguien que ya no reconozco.
Por las mañanas realizo mi skincare que mi hija Frida casi me obligó a comprar.
“Anda mamá, no puedes andar por la vida sin un skincare”.
Que el agua micelar, que el ácido hialurónico , la crema humectante, el gel reafirmante, la crema de contorno de ojos, ella religiosamente los aplica todos los días, lo veo en su rostro fresco y suave de veinteañera y pienso que no necesita nada de eso, pero aplaudo su autocuidado y me callo.
Antes mi skincare era lavarme la cara con jabón neutro de lirio por las mañanas y las noches, y aplicarme la pomada de La Campana, no necesitaba nada mas según yo.
Bueno, eso ha sido el pasado, porque ahora, con todo y que gozo de buena salud, ya es imposible comenzar el día sin un shot de múltiples vitaminas y suplementos.
Melatonina para dormir, porque si no me sobresalta cualquier maullido de los cinco gatos que viven conmigo, incluso si se ondea la delgada cortina con el susurro del viento ya no duermo, me quedo pensando en mil cosas o viendo videos sin sentido antes de que el azul de la madrugada llegue y pueda dormir un par de horas.
Cúrcuma para las inflamaciones de mis pies después de estar tanto tiempo sentada, magnesio para la energía, vitaminas, chochos de árnica para el dolor de huesos, cromo para la insulina, vitamina D, probióticos…. Y últimamente levotiroxina para la tiroides, porque nomás hace meses me comencé a sentir tan mal, tan fatigada, ansiosa y con muchas ganas de llorar, que después de autoanalizarme y de verdad no encontrar nada que le diera origen a esas desgracias decidí ir con mi tío, el Dr. Abraham Osornio, y me diagnosticó con hipotiroidismo…...
...Silencio por la pérdida de mi salud, de mi autonomía y por el abandono al alcohol y a los alimentos que tanto disfruto.
Nada nos prepara para los cambios de estación en nuestra vida, a la lentitud a los medicamentos, a la añoranza por lo que llegaste a ser.
Si fuiste madre se comienza a asomar una pequeña panza que te agobia todos los días y con ningún ejercicio de pilates y 40 minutos de cardio desaparece, no permite con alguna ropa respirar correctamente.
Las canas hacen su aparición para coronar tu entrada a los 50s, te condenan al peróxido por lo que te resta de vida y terminar siendo rubia de bote sin querer y yo queriendo lucir una melena negra y vultuosa siempre.
Entre amigas no hablamos de eso, porque al reunirnos es tanta la alegría que no deseamos opacar con quejas lastimeras existenciales el chisme y la convivencia, ese día todas nos arreglamos espectacularmente para salir y conquistar el mundo, yo no siento que conquisto nada.
Te vuelves poco a poco transparente para los demás, el fuego interno es tan tuyo que desaparece para todos.
El cambio comenzó sin vuelta atrás. ¿Quién me ayudará? ¿Cómo poder sentirme mejor en un mundo donde la belleza y la juventud imperan? ¿Dónde encuentro un nuevo valor que me defina sin tener que recurrir al bisturí y dolorosas recuperaciones?
*Artista visual, escritora y terapeuta