Mauricio Kuri es un personaje que irrumpió la política queretana en poco tiempo, gracias al apadrinamiento de Pancho Domínguez, logró escalar de manera rápida los peldaños necesarios para llegar a la oficina principal en Plaza de Armas, inició siendo alcalde de Corregidora y posteriormente integró la bancada panista en el senado, donde inclusive llegó a la coordinación de su grupo legislativo ante la falta de perfiles, a la mitad de su período como legislador, decidió pedir licencia y contender por la gubernatura de Querétaro, contienda que fue sencilla ya que la cuota de género había dejado fuera al Dr. Gilberto Herrera, único perfil que podía hacerle frente al PAN en 2021 y que hoy en día le quita el sueño al gobernador que pensó que ocupar la silla titular del Ejecutivo Estatal era lo mismo que administrar una tienda de autoservicio.

Desde el inicio de su gestión, Kuri demostró que su talento estaba en el sector empresarial y que la administración pública sería su talón de Aquiles, los verdaderos panistas hicieron su agosto y obligaron al gobernador a crear nuevas secretarías, engrosar la burocracia estatal y cumplir favores y caprichos hechos en campaña, como la entrega de notarías, licencias y licitaciones a la medida de constructores que vieron en Kuri la posibilidad de aumentar su patrimonio financiero. Desafortunadamente Querétaro ha pagado los platos rotos de la incapacidad del gobernador, en especial después del descalabro en 2024, donde el famoso carro completo que presumió en 2021, se desvieló y perdió la mayoría en el congreso local y el dominio de varios municipios que, aún contando con compra y coacción del voto, tuvieron que ser entregados a Morena después del respaldo popular expresado en las urnas, tal como es el caso de Cadereyta.

Este municipio del semidesierto, resultó ser el dolor de cabeza de un gobernador que se preocupa por ser “queda bien”, le agrada la tranquilidad de tener a sus cercanos y no cercanos tranquilos; le huye al conflicto, por eso cada vez que hay una crisis, busca la manera de realizar turismo político hasta que las aguas se calmen en la entidad, muestra de ello es el reciente anuncio donde menciona que va a Europa a buscar inversión extranjera, justo cuando Cadereyta cumple seis semanas en una situación atípica, donde una huelga intenta paralizar el gobierno de Astrid Ortega para dar un mensaje de ingobernabilidad. Este conflicto tiene muchas aristas y es imposible ignorar el parentesco entre personajes claves del sindicato y el ex alcalde, mismo que nunca dio solución a las demandas de los trabajadores, permitiendo así que el conflicto creciera hasta llegar a las cifras que hoy se manejan, por otro lado parece sorprendente la inoperancia de la Secretaría del Trabajo y del propio gobernador, quien seguramente ya hubiera resuelto esta crisis si se hubiera dado en un municipio como Corregidora, donde gobierna su consentido y compañero de partido.

Mientras las y los habitantes de Cadereyta padecen la falta de servicios públicos, el gobernador se subirá a un avión en primera clase, total, él tiene claro que su interés en Cadereyta se reduce a sus ambiciones de negocio a costa de la privatización del agua. Hoy por la mañana Astrid Ortega llegará encabezando un contingente que lleva marchando más de 24 horas para exigir que este conflicto llegue a su fin, lo más seguro es que encuentro la Casa de la Corregidora con las puertas cerradas. Tiempo al tiempo, el ocaso del actual gobierno ha llegado y la transformación viene desde el semidesierto.

Ex diputado local de Morena

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