Las elecciones de nuestro vecino del norte son de vital importancia para México. La llegada de Kamala Harris en su primera contienda por la Presidencia; o de Donald Trump, en lo que sería su segundo periodo como presidente de los Estados Unidos, es un tema que tiene pendiente a la clase política y empresarial mexicana. Por un lado el discurso del candidato republicano cae siempre en la intolerancia y radicalidad, aspectos que describen a varios grupos extremistas que hasta la fecha promueven una cultura de odio, división y segregación; en contraparte se encuentra la candidata demócrata, quien se subió a esta carrera por llegar a la oficina oval, luego de que el presidente Joe Biden decidiera no participar después de que propios y extraños pusieron en duda su capacidad no sólo para contender, sino para llevar las riendas de uno de los países más poderosos del mundo por cuatro años más.

Las encuestas demuestran una carrera cerrada, con pronóstico reservado, la cadena de medios CNN publicó el pasado 26 de octubre un ejercicio que pone a los dos contendientes en un complejo empate técnico, con un 47%, lo cual augura un proceso electoral bastante álgido. Lejos están los días donde Trump crecía de forma meteórica, en especial las horas posteriores al primer atentado que sufrió hace unos meses. Este ejercicio muestra los siguientes datos relevantes con relación a las preferencias electorales divididas por sectores, por ejemplo, el voto femenino tiene un saldo a favor de la candidata demócrata, con 50%, contra 44% de su contrincante; el voto masculino en cambio beneficia con 51% la propuesta republicana, mientras su oposición contaría con 45%. La comunidad afroamericana se ve plenamente representada en la figura de Harris y lo demuestra con un apabullante 79% de preferencias, sobre un disminuido 13% de Trump; mismo fenómeno sucede con el sector hispano, aunque con un menor porcentaje, ganando 54% de afinidades, contra un 37% del partido del elefante; como era de esperarse, la comunidad blanca se siente cobijada con la propuesta del expresidente, dando números favorables por 55%, contra 41% que se llevaría la otra corriente política.

Los grados de estudio en el electorado estadounidense también juegan un papel trascendental al momento de definir la candidatura de su preferencia, como muestra el 62% de preferencias republicanas por parte de los electores sin estudios universitarios, contra un 34% que estaría con Harris; por su parte los votantes con estudios de nivel superior confían en el partido demócrata, por lo que en este sector ganan con un 50%, contra un 46% que están con Trump. La moneda está en el aire, esperar es lo que queda y el gobierno de México tendrá que tener en la mesa los dos caminos trazados, para que gane quien gane, a nuestro país le vaya de la mejor manera.

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