Compañero Andrés Manuel, a unos días de que entregaste las riendas del país a la primera Presidenta, con “A”, como ella misma lo señala, te escribo estas líneas para expresarte mi aprecio, cariño, admiración y en particular un profundo agradecimiento por estos años de lucha, donde con tu ejemplo nos enseñaste el valor que se debe tener para defender cualquier causa justa, así como la importancia del respeto a nuestra soberanía y la valía de mantener nuestra dignidad intacta. Considero que estás a mano con el pueblo de México, que durante prácticamente 24 años te acompañó en el camino de transformación de la vida pública, me atrevo a decir que inclusive le ayudaste a tus opositores a ser más creativos.
¿Quién se iba a imaginar que veríamos a la derecha empresarial y política marchar por las calles defendiendo sus ideas? Todas retrogradas, pero al final suyas
A unos días de tu último día cito a Juan Carreón, poeta queretano que en tardes pasadas escribió que ha visto al pueblo querer a futbolistas, boxeadores, actores y cantantes, pero que no le había tocado ver que quisieran a un Presidente, y sí compañero, te vas como ningún otro Presidente se ha ido, con el nivel más alto de aprobación, con el vitoreo popular y con millones de gracias de cada uno de los que nos sentimos representados en tus discursos, tus decisiones como Jefe de Estado y como un líder social y político que supo que la verdad estaba abajo, con la gente, caminando codo a codo, entendiendo el pensar y el sentir de la ciudadanía que a causa de 90 años de dictadura prianista había caído en una horrible apatía y en la ofensiva normalización de la tiranía. Tus mañaneras ocuparon un tiempo en la sobremesa de la mayoría de los mexicanos, reviviste el espíritu político de una sociedad que vivía en resignación, las pláticas en casa, el trabajo y amigos, en su mayoría estuvieron complementadas con temas en los que en algún punto estabas vinculado, con seguridad nuestro México no volverá al pasado donde varios caminaban enmudecidos, a favor o en contra de tu trabajo, hoy todas y todos sabemos la importancia de ser escuchados.
La responsabilidad que dejas en manos de la doctora Sheinbaum es de proporciones gigantes, estoy convencido de que nuestra Presidenta científica estará a la altura del encargo, ya que no está sola, le acompañamos más de 35 millones de personas que confiamos en ella y en la continuidad que le dará al proceso histórico que representa la Cuarta Transformación. Seguramente los días en Palenque tienen un encanto indescriptible, pero de vez en cuando recuerda al pueblo que te quiere, aparécete en las calles que tantas y tantas veces inundamos con consignas y esperanza, el pueblo te va extrañar y siempre serán bien recibidas tus reapariciones. Por último, entrañable compañero, te digo que te sientas satisfecho con lo que le entregaste al país, rescataste generaciones de jóvenes que parecíamos condenadas y con tu inspiración hoy somos parte de esta transformación, un honor haberte acompañado en la defensa contra el desafuero, tus elecciones hurtadas por la mafia del poder y la defensa de la voluntad popular y la soberanía energética, no cabe duda, millones de mexicanos y mexicanas, tenemos una gran historia contigo.
Hoy y siempre, ¡es un honor, estar con Obrador!