Las ruinas del PRI han dado mucho de que hablar en los últimos días, y es que pareciera que están convencidos de dos cosas, una es de terminar igualito que sus compañeros de coalición, sin registro y dando pena ajena a nivel nacional, y la otra, que su partido ya no es un proyecto de corte político y mucho menos una opción de representación para el electorado, ahora el tricolor se ha reducido a un negocio particular de Alito “malito” y sus sirvientes, entre los que están Carolina Viggiano, Rubén Moreira, Manuel Añorve y algunas personalidades que figuran en su ámbito local, como podría ser el caso de la dirigencia priista de Querétaro, donde su presidenta paso de ser diputada pluri a candidata al gobierno del estado, y a líder local de un partido que alguna vez gobernó de manera hegemónica Querétaro y que al parecer nunca más volverá a figurar en la baraja de opciones de las y los queretanos.

No cabe duda de que las palabras del presidente López Obrador están cargadas de certeza, cuando menciona que el pueblo es sabio, para muestra basta observar cómo en un lapso de seis años, el priismo pasó de gobernar el país bajo el slogan de ser una nueva versión de sí mismo, a tener que formar alianzas con su histórico adversario y sufrir descalabros electorales en entidades donde hasta no hace mucho gobernaba, y es que hoy el PRI nos demuestra su inexistente vocación democrática, ya que en próximos días estaremos siendo testigos de cómo su todavía dirigente nacional se eterniza en el cargo por lo menos hasta 2032, aunque el ángulo que Alejandro Cárdenas no observa es que no basta con modificar estatutos y tener incondicionales en las esferas nacionales y locales de su partido, se necesita contar con la preferencia del electorado para seguir figurando en la gama de partidos, esto puede significar que probablemente el PRI deje de existir antes de que el mandato de su “sepulturero” termine en ocho años.

Por su parte, el Tribunal Electoral quiere demostrar que todavía puede hacerse presente en la vida pública del país y hace unas horas determinó que Andrés Manuel López Obrador condicionó los programas sociales a cambio del voto de Morena y que violentó políticamente en razón de género a Xóchitl Gálvez, a lo cual ni tarde, ni perezosa, la derrotada excandidata emitió un comunicado pregonando el fallo del tribunal, en lugar de buscar cerrar con el mínimo decoro su paso por el Senado de la República, tribuna que jamás utilizó para la construcción de una democracia auténtica o un diálogo nutritivo como bancada de oposición. ¿Se imaginan qué hubiera pasado si por algún error en la matrix el PRIAN hubiera ganado? Si no saben qué hacer al interior de sus partidos, hubieran replicado la misma inoperancia al momento de tener que definir el rumbo del país, no cabe duda, vivimos nuevos tiempos y por lo menos hasta el momento el partido obradorista no tiene amenaza alguna en su panorama, bastará que se continúe con la misma visión de gobierno que el último periodo, para que la confianza siga refrendándose en las urnas.

Por su parte, la 4T construye el camino para la sucesión en la dirigencia, la cual parece será encabezada por Luisa María Alcalde, una figura importante del movimiento y con la juventud, preparación y experiencia necesaria para reforzar el futuro de Morena. Tiempo al tiempo.

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