Querétaro ocupa nuevamente los titulares nacionales, cada día es más evidente que nuestra entidad se queda atrás en la transformación democrática que vive la gran mayoría del país. Las trampas de los panistas locales no tienen límite y son capaces de violentar casillas electorales, operar con los tribunales locales para favorecer sus intereses, hasta modificar la ley y ponerla a modo para que la impunidad sea la principal virtud con la que cuenten sus funcionarios afines que van llegando. Todo esto sólo refleja una cosa: miedo, un miedo que pocos gobernadores tienen a la mitad de su mandato, un miedo que te hace actuar de manera poco certera ante la presión social ocasionada por una mala gestión.
Hoy Mauricio Kuri vive tragos amargos mientras ve cómo sus decisiones dilapidan la hegemonía blanquiazul que dominaba Querétaro a placer. Lejos quedan los tiempos de su antecesor, cuando el titular del Ejecutivo estatal llevaba la voz cantante; hoy Kuri tiene que entregar la oficina del fiscal a un personaje perteneciente a un grupo de poder ajeno al suyo, ni modo, necesita mantener lealtades para cerrar con el mínimo decoro su sexenio, aunque el panorama es claro, en menos de tres años tendrá que entregar otra oficina, la suya, y será a quien lleve la batuta de Morena a nivel local.
Es aquí donde la pesadilla de la administración estatal se hace presente con fuerza, y pisando con determinación el camino que lleva a la Casa de la Corregidora, el doctor Gilberto Herrera avanza fiel a su estilo, sin hacer mucho ruido pero sí muchos cambios, conociendo a pie la realidad del Querétaro entregado a la industria, pero también al que aún vive entre el semidesierto, la zona serrana y las periferias urbanas. Ayer, ante una sesión que debió ser pública, el senador y próximo diputado federal fue violentado y agredido físicamente por disentir, por protestar, por acompañar al pueblo a defender sus denuncias, algo nunca antes visto en nuestro estado, la fuerza pública atentando contra un representante popular, al parecer la intolerancia y violencia no sólo es la estrategia del actual gobierno, sino que es su método de diálogo con su oposición política.
Seguramente las oficinas situadas en el andador 5 de Mayo están ardiendo, saben que el costo político para su jefe será alto y difícil de costear ante una opinión pública que rechaza en las urnas y en público a su gobernador. Como en toda crisis, las oportunidades también se hacen presentes, y es aquí donde Morena debe exhibir a los blanquiazules como lo que son, traidores a la patria, lástima que inclusive en el partido guinda hay gente que es capaz de un día pedir el voto a la gente y al otro defender a capa y espada a los diputados que apoyan la voluntad del PAN, en lugar de velar por los intereses de las y los queretanos, no cabe duda, la factura de esta imposición se le cobra a panistas y a los que se dicen de Morena pero que aún tienen mucho de revolucionarios institucionales.
El camino al 27 parece distante, pero desde que Acción Nacional se descalabró en uno de sus principales bastiones, se ve más cerca que nunca. Que esta colaboración quede como antecedente, los azules se van y el “Otro Querétaro” gobernará, no habrá espacios para los traidores, el pueblo tiene memoria.