La euforia por el triunfo de la doctora Claudia Sheinbaum comienza a evaporarse, un acto natural, tomando en cuenta que es un gobierno de continuidad y las caras de la actual administración pretenden seguir en el cargo o subir en el escalafón de protagonismo, y al mismo tiempo existen nuevos perfiles que cerraron filas alrededor de la figura de la virtual presidenta electa y cuya aportación tiene una importancia más allá de los simbólico. Hasta el momento, la exjefa de Gobierno de la CDMX ha demostrado tener temple y ojo clínico para designar a las y los integrantes de su gabinete, priorizando capacidad sobre cuotas o acuerdos políticos. En una entrega anterior hicimos mención de la primera tanda de integrantes, donde destacan la doctora Rosaura Ruiz en la secretaría enfocada a la Ciencia, Tecnología e Innovación, y el excanciller Marcelo Ebrard, quien ocupará la titularidad de la Secretaría de Economía, sumando así al proyecto de la 4T, a la par que pasa un agrio trago de saliva después de haber dicho que no se sometería a Sheinbaum. La vida es una rueda de la fortuna.

Durante la semana se anunció a la segunda parte del equipo de trabajo en el cual se ratificó la continuidad de Rogelio Ramírez de la O en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, y de Raquel Buenrostro, ahora al frente de la Secretaría de la Función Pública. Los nombres nuevos son Jesús Esteva, en Infraestructura, Comunicaciones y Transportes; Luz Elena González en la Secretaría de Energía; Edna Vega, en Desarrollo Agrario Territorial y Urbano, y por último David Kershenobich, en la Secretaría de Salud. Con estos nombramientos sigue conformando un equipo de primer nivel, de eso no hay duda, y esperemos que la suma de voluntades al interior del gabinete no sólo den continuidad a lo iniciado por López Obrador, sino que supere por mucho las expectativas que hoy en día se tienen, por capacidad no hay que preocuparse.

Pero no todo es miel sobre hojuelas e inclusive en la Cuarta Transformación, después del aplastante triunfo, existen desacuerdos y confrontamientos, lo cual no debería de espantarnos, la naturaleza de la izquierda es debatir aquello que no observamos de manera uniforme y ello nutre el proceso democrático en nuestro país. Muestra de ello ha sido la guerra de declaraciones donde ha participado como protagonista principal el compañero Gerardo Fernández Noroña, quien considera merecer un espacio en el gabinete presidencial y no conformarse con la senaduría plurinominal que hoy en día tiene gracias a que su espacio fue siglado bajo el cobijo de Morena, ya que en el PT, su partido, los espacios pluris parecen ser propiedad no transferible de sus dirigentes.

Es importante recalcar que Noroña es un integrante de suma importancia en el movimiento de transformación y su espacio en el Senado es más que merecido; sin embargo, su partido no es Morena y como bien lo dijo AMLO, los acuerdos son parte de quienes hoy militan en el partido guinda. Afortunadamente para todos, en la semana, Gerardo Fernández visitó la casa de transición y al salir se dijo satisfecho con el encuentro y deja entrever que la doctora Sheinbaum le había propuesto integrarse en un frente diferente al Legislativo. El tiempo dirá.

Así los claroscuros en el proceso de transición. ¿Quién dijo que sería fácil?

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