Hace casi dos años mencioné en este espacio que el cuento de hadas que protagonizaba el hoy gobernador, había llegado a su final, las problemáticas heredadas por su antecesor eran vaticinios poco alentadores y tendría que poner demasiada atención en sus movimientos y estrategias para que el estado caminara sin mayores aspavientos; sin embargo, el inquilino de la Casa de la Corregidora parece estar convencido de hacer todo lo contrario, muestra de ello han sido sus decisiones al momento de gobernar, mismas que se reducen a una actitud intolerante a la protesta, represora con la población y bondadosa con el sector privado, mismo al cual ha representado en cámaras empresariales y que sigue representando de manera no oficial ahora que se encuentra al frente de la administración estatal. Este sector que ve en el gobernador a uno de los suyos, probablemente sea de los pocos espacios donde la aprobación del mandatario no está en números rojos, porque desde hace meses el sentir de las mayorías es de descontento con el rumbo que ha tomado la entidad, primero por la visión corporativa al momento de gobernar, donde pareciera que a toda costa se busca beneficiar a un pequeño sector patronal, condenando a la clase trabajadora, después la doctrina del miedo que busca implementar en todos aquellos que por dignidad han decidido manifestarse en defensa de sus tierras y derechos, y cuya respuesta oficial viene acompañada de injurias y garrote en contra del pueblo.
Ante esta molestia y desánimo en las y los queretanos, la revocación de mandato parece ser la herramienta que como población necesitamos para evitar que nuestro estado se vaya al despeñadero, este recurso no es ajeno para la ciudadanía ya hace unos años el Presidente se sometió a este ejercicio de consulta, mismo del que salió fortalecido a pesar de que sus opositores hicieron más de un llamado a no participar, tal era la confianza de AMLO en el respaldo popular que tiene, que a nivel nacional mencionó que aunque no contara con el 40% de la participación necesaria para ser vinculante, él dejaría el cargo si el resultado no le favorecía. Sin duda la actualidad que vivimos apremia que se consulte al pueblo de Querétaro sobre la continuidad del presente gobierno, tomando en cuenta que la democracia participativa es vital en el desarrollo de una sociedad y principalmente que hoy en día se encuentra plasmado en la Constitución como un instrumento de poder que tiene el pueblo sobre sus gobernantes y la capacidad de decidir sobre el rumbo que debe tomar la entidad.
Ante las miles de quejas ciudadanas, se realizó un ejercicio interesante, donde se le preguntó a la población en 18 municipios y 51 módulos sobre si el gobernador debe continuar, los resultados no fueron distantes a lo que uno escucha en la escuela, sobremesas y transporte público, el hartazgo social se vio reflejado en el 90% de los participantes que consideran que hay que revocarle el mandato a Mauricio Kuri. Es importante señalar que 3 mil 929 personas reprobaron su gestión, mientras sólo 425 lo respaldaron. Estos números contrastan con las encuestas que posicionan al mandatario como un servidor con alto nivel de aceptación, aquí aplica la frase popular que dice que “la encuesta la gana quien la paga”.
Que el pueblo ponga y el pueblo quite, si hay confianza en su trabajo y aceptación, el gobernador debe someterse a una revocación de mandato que lo manda a su casa o lo legitima para la segunda parte de su periodo. ¿A qué le tiene miedo?