Lejos, muy lejos está el PAN de Maquío. El presente del partido blanquiazul es el de una institución que fue tomada por asalto a mano de empresarios, políticos de escritorio y otros integrantes que han visto al hoy partido opositor como una plataforma de enriquecimiento personal, esto podría explicar en buena medida la actualidad del panismo, viviendo derrota tras derrota, con un arrastre electoral más que pobre y con un proyecto invisible ante los ojos de sus propios militantes y del electorado en general.
Hoy el PAN no representa más que a un grupo de personas que poco les importa la vida democrática de México y están concentradas en blindar los pocos espacios que les quedan, lástima que su estrategia no está cimentada en el trabajo cercano a la gente, sino en la marrullería, el compadrazgo y las complicidades entre actores que poco trabajan, pero que mucho tienen que cubrirse entre ellos, porque es evidente que cayendo uno, el resto caerá en fila, uno por uno, sin excepción alguna.
Muestra de la esencia panista es lo que estamos viviendo en Querétaro, dónde el pasado 2 de junio el electorado mandó dos claros mensajes, el primero fue que confía plenamente en lo que representa el presidente Andrés Manuel López Obrador y el partido Morena, y el segundo que reprueba de manera contundente la administración de Mauricio Kuri, gobernador que en sus tiempos de candidato prometió llevar a Querétaro al siguiente nivel, lo que no nos dijo es que sería al siguiente nivel de pobreza, inseguridad e incertidumbre. Como ya se sabe, Morena conquistó municipios como Tequisquiapan, Ezequiel Montes, Cadereyta y Pedro Escobedo, y el Congreso local se pintó de guinda con la mayoría de diputados y diputadas electas, situación que encendió las alarmas de pánico en la Casa de la Corregidora y puso a trabajar a más de uno para encontrar un posible remedio al castigo que las y los queretanos habían puesto en las urnas al gobierno actual.
Para fortuna de los blanquiazules, cuentan con la complicidad del Tribunal Electoral local, quien desde hace algunas elecciones ha fungido como comparsa del gobierno en turno y esta semana nuevamente dio un duro golpe a la democracia queretana, al arrebatar la diputación local del semidesierto a Eric Silva y a los miles de votantes que confiaron en el proyecto que Morena representa, esto fue para darle el triunfo a la candidata azul, quien ya ha ocupado en tres ocasiones la curul.
Es evidente que este movimiento beneficia directamente al gobernador, el intento por desmantelar la mayoría morenista le garantiza el control necesario para imponer un fiscal a modo en la próxima Legislatura y así su gestión se vea blindada con el silencio de quien ocupe ese cargo en un próximo periodo.