“Se reconoce que 35 millones 924 mil 519 mujeres, hombres, entre los cuales se encuentran indígenas, en prisión preventiva, comunidades afrodescendientes, de diversidad sexual, residentes en el extranjero, todos los mexicanos otorgaron el poder público al proyecto nacional encabezado por la doctora Claudia Sheinbaum Pardo”. Con estas palabras, la magistrada presidenta del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, Mónica Soto, otorgó la constancia de mayoría a la hoy presidenta electa de México, sin duda, palabras que quedarán plasmadas en las páginas de nuestra historia, ya que se trata de la primera mujer en estar al frente de las riendas de nuestra nación y con quien seguramente habrá una continuidad importante y trascendental en los megaproyectos y políticas sociales que el actual gobierno ha implementado y fomentando desde el día 1 del nuevo régimen.
Es importante entender que la llegada a la oficina de Palacio Nacional por parte de Sheinbaum es fruto de históricas luchas por la dignificación de la vida pública de México, bien lo dice la ganadora de los comicios del pasado 2 de junio: “no llegamos solas”, y sí, efectivamente, el camino se ha construido con cientos de luchas colectivas y gestas heroicas cuya búsqueda ha sido democratizar el sector público y darle voz a las denuncias de aquellos que aún oprimidos por la brutal fuerza del Estado, siguen dando la batalla para que la justicia se haga presente en sus comunidades, sus barrios, sus escuelas y las vidas de las y los mexicanos.
Emociona especialmente que la Presidenta sea egresada de una universidad pública, ya que esto demuestra que la educación es el principal ascensor social para una población que durante décadas sufrió de la hegemonía de un partido que la Revolución la dejó enterrada junto con sus principios y que utilizó su mayoría para convertir a México en un botín que cada seis años se repartían a placer, con sus complicidades silenciosas y en oscuridad, sin escrúpulos, al momento de violentar nuestra soberanía con la insignificancia de un plumazo bañando en cinismo y sinvergüenza. La llegada de Claudia es la llegada de miles de mujeres que fueron claves en movimientos estudiantiles como el del 68, el 71 y el 99, parte fundamental de la resistencia obrera y ferrocarrilera a mediados del siglo XX y piedra angular de las pasadas transformaciones de México. Sin lugar a dudas, este triunfo es de todas y de todos, de las y los que lucharon ayer y que hoy la defensa de sus ideales nos tiene en festejo nacional porque México se abre pasó como una nación sólida, formada políticamente para impulsar la participación ciudadana y con una memoria histórica que se hizo presente en la voluntad de más de 35 millones de personas que están convencidas de que el pasado es un mal recuerdo y que por ningún motivo se quiere volver a vivir.
Con estos antecedentes y con el claro respaldo popular comienza la era de Claudia Sheinbaum, académica , investigadora, política, líder estudiantil, defensora de las causas justas y de la memoria colectiva. Esto apenas comienza.