La carrera por la gubernatura en Morena ya inició de manera muy anticipada. Todos los días vemos los golpes bajos y descalificación al interior de este partido. Todo esto lo único que genera es división y confrontaciones irreconciliables, en algunos casos.

Morena y sus aliados deben de entender que la división es el veneno principal para fincar una derrota electoral, pero a eso habría que agregarle la soberbia que también alimenta un posible fracaso de un proyecto político.

Hay morenistas como el regidor capitalino Fernando Flores que no deja de repetir que “ya se van los panistas” del gobierno estatal, lo cual refleja esa soberbia para minimizar a los adversarios. Para ganar el 2027 es necesario primero brincar el 2024, 2025 y 2026. Faltan tres años, periodo en el que pueden pasar muchas cosas en política.

Parte de la división la observamos hace unos días cuando la fracción de la 4T se dividió al momento de votar las asignaciones de las comisiones.

La presidenta de Morena, Rufina Benítez, acusa de traidores a dos de sus diputados: Sinuhé Piedragil y Ulises de la Rosa.

El exlíder del partido y actual embajador de México en Corea, Carlos Peñafiel le exigió a Rufina que se disculpara, pero no sólo se negó, sino que también arremetió contra el diplomático.

Quienes conocen como se mueve el tablero del ajedrez al interior del partido guinda, saben que Rufina es una pieza de Gilberto Herrera, uno de los principales aspirantes a la candidatura a gobernador para el 2027. Entonces en esa lógica hay que darle la interpretación de las cosas y de dónde vienen.

Los mismos que descalifican e insultan en redes sociales a Sinuhé Piedragil son quienes abuchearon a otro de los posibles “candidatos”: el diputado federal Luis Humberto Fernández, el día que participó como orador en la reciente visita que hizo a Querétaro la presidenta nacional de este partido, Luisa María Alcalde y Andrés Manuel López Beltrán.

Si Morena continúa con sus pleitos internos tendrá un camino sinuoso en su carrera por el 2027 y corre el riesgo que le suceda lo mismo que le pasó al PAN en 2009, en donde las confrontaciones y divisiones internas lo llevaron a perder la elección de gobernador frente al candidato del PRI, José Eduardo Calzada Rovirosa.

El PAN gobernó de 2003 a 2009 con Francisco Garrido Patrón, quien en ese entonces impuso al interior a su candidato Manuel González Valle y por otro lado se peleó con uno de los principales aspirantes Armando Rivera Castillejos, quien terminó abiertamente haciendo campaña a favor del PRI.

Morena tiene tiempo para conciliar a sus principales liderazgos y trabajar en aras de la unidad, aunque el principal problema se da con los seguidores de Herrera, quien ya perdió la carrera en 2021 con Celia Maya, motivo por el cual ven al 2027 como “el ahora o nuca”. Eso explica su radicalismo.

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