Hace un año se configuró la posibilidad de que México fuera gobernado por una mujer. Al pasar de los meses la especie cristalizó con dos mujeres como principales contendientes por la presidencia de la República.

Hasta antes del verano, la contienda por la presidencia de Estados Unidos parecía un encontronazo de dinosaurios.

Poco antes de su nominación oficial como candidato republicano, Donald Trump fue víctima de un atentado.

El balazo en la oreja parecía catapultar al empresario. Sin embargo, el escenario cambió radicalmente.

El partido demócrata prescindió de Biden, desorientado en los debates frente a Trum, y decidió postular a la vicepresidenta Kamala Harris.

La demócrata es ya la segunda mujer candidata a la presidencia de la mayor economía del mundo.

Y puede tener mejor suerte que la experimentada Hilary Clinton. A las pocas horas rompió récord de recaudación para tener “armas” en la contienda del primer martes de noviembre.

Una eventual victoria de Harris, generaría el escenario inédito de dos de los países del TMEC gobernados por una mujer.

Entre ambas hay algunas coincidencias pero también una enorme brecha ideológica.

Ambas crecieron en un ambiente académico, los padres de Harris, fueron activistas y se conocieron en la universidad. La madre de Sheinbaum es la reconocida científica Annie Pardo.

Más allá de lo anecdótico, pareciera no haber mayor coincidencia. El mayor programa social que los demócratas han impulsado es el “Medicare” de la administración de Barak Obama que posteriormente fue desmantelado por Trump.

En la cúpula de demócratas y republicanos no pasaría como posible enmendar su constitución para garantizar programas sociales.

El discurso por excelencia de EU es el de América, una tierra de oportunidades. La frase tiene intrínseca una oposición a los derechos.

Las oportunidades son para unos cuantos, los derechos son para todos. Las oportunidades las atrapan los individuos, los derechos son una obligación de l Estado para garantizar a la población.

La propia Sheinbaum ha adoptado abiertamente los “derechos” como discurso político.

En esas definiciones de fondo se podría apreciar la brecha ideológica entre dos mandatarias mujeres. Tan cerca y tan lejos.

Consultor, académico y periodista

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