En su discurso de toma de protesta, Donaldo Juan Trump omitió hablar de los grandes problemas que afectan a la población estadounidense.

Se enfocó más en los “enemigos” externos, como México, que en sus debilidades.

Por ejemplo, no mencionó al sistema de salud. Un modelo en el que un traslado en ambulancia puede costar millones de dólares y en donde las aseguradoras hacen grandes negocios, pero millones quedan sin cobertura médica.

En EU hay cerca de 800 mil personas sin hogar. En 2024 aumentó en 18% el número de personas viviendo en la calle, en casas de campaña o refugios hechizos, respecto el año previo.

Y la cantidad puede seguir creciendo porque hay varios millones cuyo principal gasto es el alquiler o la hipoteca, más allá del 30% de los ingresos recomendado por los financieros

En ciudades como Phoenix o Sacramento las rentas han subido hasta en 68% entre 2016 y 2023.

Las clases medias y bajas están bajo enormes presiones financieras porque los salarios no sólo no han subido al mismo ritmo. Llevan décadas estancados.

El estancamiento salarial no fue producto de la casualidad, sino de decisiones políticas concretas que favorecieron a quienes ya poseían más ingresos, riqueza y poder. Esos a los que Trump les redujo los impuestos en su primer mandato y esos que hoy lo acompañaron en su regreso a la Casa Blanca.

Las políticas de Trump apuntan hacia una agudización de ese declive de la clase media.

El sentimiento de abandono de grandes sectores de la población ha sido canalizado por Trump hacia el exterior, hacia China o México.

Sin embargo, golpeando afuera no va a poner en orden su casa. La humillación del vecino les dará algún sentimiento de autoestima, pero no les llenará la cartera ni los devolverá a la añorada grandeza.

Consultor, académico y periodista

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