El Estatuto de Roma define los delitos de lesa humanidad como actos graves cometidos como parte de un ataque generalizado o sistemático contra una población civil, con conocimiento de dicho ataque.
Es decir, los perpetradores saben que están siguiendo una política definida para cometer sistemáticamente los crímenes contra un colectivo.
Estos delitos están tipificados en el derecho internacional y no prescriben, es decir, pueden ser perseguidos sin importar cuánto tiempo haya pasado desde que ocurrieron.
La jurisdicción es universal. Es decir, pueden ser juzgados por cualquier estado parte del Estatuto de Roma.
Entre estos delitos se incluyen el asesinato, la esclavitud, la tortura, el encarcelamiento arbitrario, la persecución por motivos políticos, raciales o religiosos, y uno de los más complejos y dolorosos: la desaparición forzada de personas.
La definición original de la desaparición forzada la conceptualizaba como el arresto, la detención, el secuestro o cualquier otra forma de privación de libertad por parte de agentes del Estado o por personas o grupos que actúan con la autorización, el apoyo o la aquiescencia del Estado.
Además, había un elemento de ocultamiento, de negativa a reconocer la privación de la libertad.
Sin embargo, la definición ha evolucionado y la desaparición forzada, como los demás delitos de lesa humanidad pueden ser también cometidos por particulares, como el crimen organizado, especialmente cuando el Estado no investiga o es omisa ante las desapariciones.
Así, el argumento esgrimido por la presidenta Claudia Sheinbaum para refutar un pronunciamiento de la ONU para investigar desapariciones forzadas en México es, por decir lo menos, impreciso.
La mandataria afirmó que como no es el estado quien comete las desapariciones como una política pública, como ocurrió en la denominada “Guerra Sucia” en los años de 1970, en México no se cometen desapariciones forzadas que encuadren en los delitos de lesa humanidad.
Vale la pena no tomar el posicionamiento de la ONU como un ataque sino como un elemento de ayuda al Estado Mexicano para erradicar este mal que tanto dolor ha causado a lo largo de décadas.
Consultor, académico y periodista